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Tribuna
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Europa y las elecciones en Reino Unido

El 6 de mayo tendrán lugar en el Reino Unido las elecciones generales y por vez primera en 13 años se presentan como unas elecciones reñidas en las que hay una gran posibilidad de que el partido Laborista en el Gobierno pierda el poder. Es una de esas elecciones en las que mucho está en juego tanto para el Reino Unido como para Europa.

Hasta hace pocas semanas las encuestas daban al Partido Conservador como gran favorito. Sin embargo, el primer debate televisado en la historia de las elecciones británicas de hace unos días ha tenido un efecto revolucionario ya que sorprendentemente lo ganó Nick Clegg, el líder de los Liberales-Demócratas. Este debate ha podido suponer un giro inesperado en la campaña y de consolidarse puede impedir las aspiraciones del conservador David Cameron de mayoría absoluta y planea la posibilidad de un ejecutivo minoritario, o un Gobierno de coalición en el Reino Unido.

Desde un punto de vista doméstico las elecciones son importante porque, tras más de una década de fuerte crecimiento en que la economía Británica ha sido una de las que mejor rendimiento ha experimentado, el país se enfrenta a una crisis profunda fuertemente golpeada por la crisis financiera global. Sus finanzas públicas están muy maltrechas y el déficit público alcanzó un récord histórico el pasado año (11.8% del PIB).

El nuevo Gobierno tendrá que afrontar esta grave situación y encontrar maneras de reducir el déficit. Esto supondrá necesariamente un cambio en el modelo implementado por los laboristas en los últimos años en los que se han invertido los beneficios del crecimiento económico en políticas sociales y educativas para aumentar la justicia social (el papel del estado ha aumentado en la última década desde un 38% en 1997 hasta el 52% actual).

Hasta ahora los tres principales partidos han sido poco específicos en como harían frente a esta situación. Las promesas de reducción de impuestos y/o gastos están siendo muy vagas y están generando aún más escepticismo entre los votantes que son conscientes de que gane quien gane el estado de las finanzas públicas deja poco margen de maniobra y que el nuevo Gobierno va a tener que tomar medidas impopulares.

Con Cameron, que culpa de la situación al crecimiento desaforado del Estado que limita el potencial de la sociedad y aboga por la vuelta a un modelo basado en la responsabilidad social, lo más probable serían mayores recortes de gasto y menores subidas de impuestos. Con Brown, al que la crisis global ha permitido dejar de lado el acercamiento al capitalismo liberal que caracterizó los años de Blair y volver a una senda más socialdemócrata tradicional, lo contrario. Ambos están teniendo serias dificultades tratando de dejar atrás las sombras poderosas de sus antecesores, Thatcher y Blair.

Al mismo tiempo desde un punto de vista exterior estas elecciones son también relevantes. El Reino Unido es el país que generalmente apoya las posiciones más liberales en la UE y más dispuesto a actuar en nombre de la comunidad internacional en conflictos como Afganistán o Sierra Leona. Un cambio de Gobierno no debería traer grandes cambios en política exterior, pero la victoria probable de los Conservadores, mucho más euroescépticos y casi sin aliados en Europa, puede suponer un cambio significativo para el proyecto de construcción de Europa.

En un momento en que las amenazas sobre el proyecto de construcción europeo siguen vigentes, hoy más que nunca es necesario mostrar que los principios de cooperación están activos en la UE. La presencia de un Gobierno euroescéptico en el Reino Unido puede añadir elementos de tensión y contribuir aún más a la complejidad para gobernar la dinámica de integración de 27 países heterogéneos.

La crisis financiera, y la respuesta a la crisis en Grecia, han dejado al descubierto la inestabilidad del proyecto europeo y mostrado la necesidad de avanzar hacia un modelo de mayor cooperación y coordinación que eventualmente pueda desembocar en un gobierno económico europeo. Es de esperar por el bien de Europa que gane quien gane en el Reino Unido sea consciente de este reto y esté a la altura de las circunstancias.

Sebastián Royo. Catedrático de Ciencia Política en la Universidad de Suffolk en Boston

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