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Columna
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Rescates, no por favor

Los nuevos impuestos a los bancos no deben usarse para planes de rescate. Sería desastroso si lo recaudado con los impuestos propuestos por el FMI se desviara para ayudar a los accionistas y los tenedores de bonos. La disciplina del mercado sería tajante y los bancos probablemente volverían de nuevo a incurrir en excesivos riesgos -incrementando la probabilidad de una nueva crisis-.

Para ser justos, el FMI no quiere saber nada de planes de rescate. Dice que los impuestos propuestos deberían vincularse con un esquema de "resolución" eficaz. Para un inocente observador, esto podría parecer un fondo destinado a planes de rescate. De hecho, en la jerga reguladora, la resolución es muy diferente de un plan de rescate. Lo primero consiste en erradicar a los accionistas del banco y, si es necesario, imponer un recorte a los tenedores de bonos. Lo último quiere decir apuntalar los bancos mediante inyecciones de capital, lo que protege a los acreedores y diluye sólo a los accionistas existentes.

El FMI dice que el producto de los nuevos impuestos propuestos podría ir tanto a las arcas del Estado como desviarse a fondos de resolución.

Esto plantea la cuestión de cuál es el objeto de un fondo si no se usa para un plan de rescate. La respuesta del FMI es que la resolución del banco podría requerir todavía grandes cantidades de capital para trabajar sobre una base temporal. Esto es cierto. Pero incluso el FMI no cree que un fondo financiado por sus impuestos sería suficiente en una crisis real. Además, si se establece la resolución de los fondos habrá una tentación de hacer un mal uso de ellos para los rescates.

Se podría argumentar también que los Gobiernos se verán tentados a abusar de los ingresos fiscales que entran en sus arcas para gastar en vez de reducir los déficits. Así que, en cierta medida, es una elección entre lo malo y lo peor. A fin de cuentas, la cuestión clave permanece: no a los planes de rescate.

Por Hugo Dixon

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