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Previsiones sobre el final de la crisis

La crisis cumple dos años... y goza de buena salud

Los expertos prevén que aunque la economía salga de la recesión no generará empleo hasta 2012.

En el segundo trimestre de 2008, España registró el primer retroceso del PIB en tasa intertrimestral desde 1993. La economía española lleva, por lo tanto, siete trimestres consecutivos con datos negativos y en las próximas semanas, el Banco de España y el INE darán a conocer los datos adelantados sobre el crecimiento entre enero y marzo de 2010. A la espera de esos avances, los principales interrogantes que surgen se basan en conocer en primer lugar, si definitivamente se ha salido de la recesión, y las fortalezas con las que cuenta para afrontar la recuperación. En siete trimestres, la economía española ha sumado dos millones nuevos de parados, ha pasado de tener superávit a tener un déficit del 11,2% del PIB y ha aumentado en 25 puntos porcentuales la deuda pública.

Si tal y como vaticinan la mayoría de los expertos se produce el fin de la recesión -la vicepresidenta Elena Salgado afirmaba ayer en El País que "habrá crecimiento enseguida"-, eso no significará que se haya abandonado la crisis, que puede durar aún varios años. El secretario de Estado de Economía, José Manuel Campa, ya se puso la venda antes de la herida a la hora de valorar cuando la economía crecerá a tasas del 2%, el nivel necesario para crear empleo. "Estaremos creciendo por encima del 2% en 2012. Creemos que para crear empleo sustancial esta tasa es suficiente, lo que no quiere decir que sería suficiente para volver a una tasa de paro como la que teníamos en 2007 (el 8%), que no se alcanzará hasta 2015", aseguró.

La mayoría de los analistas coinciden en señalar que el perfil de la salida de la recesión será en forma de L (caída pronunciada y crecimiento débil prolongado), lo que significará que España se enfrenta al menos a dos ejercicios con tasas de crecimiento del PIB muy bajas por lo deprimidos que permanecerán la inversión y el consumo. Estos dos indicadores, que tocaron suelo en el segundo trimestre de 2009, han iniciado una leve mejoría, aunque se mantienen en términos negativos y no existen indicios de que se vayan a retornar a tasas positivas a corto plazo.

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Las familias han optado por reducir su elevado nivel de endeudamiento (el ritmo de créditos solicitados prácticamente no ha crecido en lo que va de recesión, cuando en los trimestres anteriores crecía a tasas de dos dígitos), lo que unido al miedo a quedarse en paro, se ha traducido en un incremento sin precedentes de la tasa de ahorro. Este indicador se elevó al 24,7% de la renta bruta disponibl el cuarto trimestre del año, lo que supone un nuevo máximo histórico.

Sólo una mejoría del mercado laboral podría provocar un cambio en las decisiones de consumo de las familias. Un repunte que no parece que se vaya a producir al menos a corto plazo. En los dos años que España ha registrado incrementos negativos, el número de parados ha crecido el triple de lo que ha aumentado en el mismo periodo en otros países de nuestro entorno como Francia o Reino Unido, según los datos recopilados en un estudio realizado por Adecco. Si bien el ritmo de crecimiento del paro se ha frenado, la factura de la crisis deja un mercado laboral con 4,3 millones de parados, con unos gastos en prestaciones por desempleo que suponen un gasto anual superior a los 31.000 millones de euros (un 3% del PIB) y con unas perspectivas poco halagüeñas. En lo que va de recesión, la industria ha perdido 600.000 empleos y la construcción se ha quedado reducida a la mínima expresión. El sector servicios parece que es el único que ofrece algunas posibilidades de crecimiento, aunque la mayoría de subsectores (comercio, turismo o transporte) dependen en gran medida de una reactivación del consumo.

En el caso de la inversión, las empresas se han visto afectadas por el desplome de la actividad económica y las fuertes restricciones de crédito, lo que ha servido para frenar su actividad y su capacidad para generar empleo. Por ese motivo, los expertos reclaman que culmine cuanto antes la reestructuración del sector financiero y que se restablezca el crédito a las empresas como eje fundamental para la recuperación de la inversión, que aún permanece en caídas superiores al 20% en tasa interanual.

Los indicadores que han mostrado un mejor comportamiento son los ligados al sector exterior. Las exportaciones crecieron en enero por segundo mes consecutivo por la recuperación de algunos mercados claves en la exportación como Alemania o Francia, lo que a su vez se ha traducido en una mejoría de la producción industrial por el aumento de los pedidos. Sin embargo, ese repunte de las exportaciones se ha visto ensombrecido en parte por el mayor crecimiento de las importaciones, lo que ha provocado que el déficit comercial, que se redujo a la mitad en 2009, volviera a repuntar en enero por la subida del precio del barril de petróleo (España importa el 70% del crudo que consume).

El Ejecutivo confía en que la menor aportación de la demanda interna sea compensada por el sector exterior, aunque la recuperación de los mercados exteriores, tal y como apuntan los expertos, también puede traer consecuencias negativas. EE UU y algunas de las principales economías de la zona euro ya han salido de la crisis, lo que unido a la pujanza de los países emergentes, podría introducir cierta presión a los bancos centrales para elevar los tipos de interés, que se han mantenido en mínimos históricos durante los dos últimos años. Este movimiento provocaría un encarecimiento de la deuda, en un momento en el que España necesita financiación para enjugar el abultado déficit.

La difícil tarea de llevar el déficit al 3%

Uno de los principales objetivos del Gobierno pasa por rebajar el déficit público desde su nivel actual del 11,2% del PIB (el más alto en democracia) al 3% en 2013.Se trata de un ambicioso plan que la mayor parte de analistas considera que no se logrará. En cualquier caso, el Ejecutivo confía cumplir los parámetros de la Unión Europea recortando el gasto y aumentando los ingresos públicos. El plan de austeridad prevé rebajar en 50.000 millones el gasto presupuestario hasta 2013. Sin embargo, la elevada tasa de paro, del 18,8%, implica destinar ingentes recursos a pagar las prestaciones por desempleo. Además, la emisión de deuda pública se ha disparado en el último año para financiar el déficit y ello supone que el Estado deberá dedicar importantes partidas presupuestarias al pago de intereses en el medio plazo.Además, parte del déficit público, un 5,7% del PIB (60.000 millones) se considera estructural, es decir, que se mantendrá incluso si la economía vuelve a crecer.A pesar de que el PIB retorne a tasas positivas, la Administración no recuperará los cuantiosos recursos públicos derivados del sector inmobiliario y de la construcción. Ante esta situación, el Ejecutivo ha optado por elevar los impuestos. El tipo general del IVA subirá del 16% al 18% y el reducido -que grava la compraventa de vivienda nueva- del 7% al 8%. El Gobierno confía en ingresar 5.100 millones adicionales en los doce meses posteriores al aumento del aumento del mayor impuesto indirecto. Sin embargo, este vaticinio dependerá de la evolución del consumo. La última vez que España subió el IVA en 1992, el Ejecutivo no obtuvo los resultados esperados y la recaudación cayó.Si las estimaciones del Gobierno no se cumplen no es descartable que Economía opte por elevar los impuestos especiales. Ya en junio de 2009, Hacienda subió los impuestos sobre el tabaco y los hidrocarburos.

La opinión de los expertos

"Es necesaria la reforma delmercado laboral"GREGORIO IZQUIERDO, IEEEl director del servicio de estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Gregorio Izquierdo, indica que la salida de la crisis sólo se producirá "si se culmina la reforma laboral, si se produce el ajuste fiscal y si se normaliza el sector financiero".A su juicio, de nada servirá que la economía española salga de la recesión si no se consiguen crecimientos del PIB por encima del 2%, "algo que no se prevé que se produzca ni este año ni en 2011. Por lo tanto en ninguno de esos ejercicios se va a crear empleo". Entre los efectos positivos de la recesión destaca el desapalancamiento efectuado por familias y empresas, así como el ajuste a a la baja en los precios, "que desafortunadamente no se ha trasladado a los salarios"."La confianza debe volver a los mercados"JAVIER QUINTANA, INSTITUTO DE EMPRESA FAMILIAR"Lo que más preocupa a las empresas es que se produzca una salida en falso de la recesión". Javier Quintana, director del servicio de estudios del Instituto de Empresa Familiar, señala que el descenso de los indicadores ha tocado suelo, pero que sólo se saldrá de la crisis con la aplicación de reformas estructurales. "Lo más importante pasa por dar confianza a los inversores y eso obliga a reformas del mercado de las pensiones del mercado de trabajo, así como a la modernización del sector público, cuyas subidas de productividad han sido menores que en el privado". En este último punto destaca que existe margen para recortar gasto, "con lo que se podría evitar el alza del IVA, que va a frenar el crecimiento"."El alto endeudamiento resta potencial al gasto"XAVIER SEGURA, CAIXA CATALUNYAXavier Segura, director del servicio de estudios de Caixa Catalunya, reconoce que las principales debilidades están asociadas a los desequilibrios acumulados en la fase expansiva previa. "Un elevado endeudamiento que drena recursos al sector privado en el corto plazo y restará potencial de crecimiento al gasto en el medio y largo plazo y un modelo económico con excesivo sesgo en la construcción y el consumo", señala. En su opinión, la salida a la crisis sólo se produciría ganando cuota de mercado en el exterior o porque se creen unas expectativas positivas de cambio de modelo económico que repercuta en la generación de empleo y de actividad. "Ambos escenarios son hoy complicados", recalca.

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