Un nuevo panorama para la formación
Si bien parece que la crisis económica global ha tocado fondo y por tanto se han superado los momentos más críticos, nuestras organizaciones se ven afectadas ante el cambio de ciclo. En este sentido, la reducción de costes afecta a todos y los de recursos humanos no son una excepción. Los recortes presupuestarios limitan las herramientas disponibles en un momento en el que se exige de los departamentos de recursos humanos un esfuerzo extra para introducir cambios organizativos que permitan afrontar la crisis y preparen nuestras compañías de cara al futuro.
La reducción de personal, la congelación salarial o la limitación de la formación están complicando mucho la gestión de personas y no nos queda otra alternativa, ante situaciones tan complicadas que aplicar dos principios básicos: sentido común e ingenio.
Además es fácilmente contrastable en esta situación, que los términos innovación y formación, ya no significan lo mismo; ahora el éxito se basa en encontrar la manera de hacer algo que no hacen los demás o hacerlo mejor que los demás con creatividad y espíritu emprendedor. Esta forma de hacer las cosas sólo se puede conseguir mediante un reenfoque de la innovación orientándola más aún hacia el cliente y una nueva formación reorientándola más aún hacia la individualización y el conocimiento de uno mismo.
En este sentido, el área de recursos humanos debe vigilar qué riesgos, efectos y consecuencias tienen en las personas las decisiones que se tomen de ahora en adelante, de forma que se mantenga el valor de la compañía: se trata de cuidar el valor de lo intangible de una empresa, que tanto esfuerzo y tiempo lleva construir y que tan rápido se destruye: los valores, la cultura, la confianza, la comunicación, el compromiso, la empresa como empleador, las energías positivas, etc. Pero no podemos olvidar también, que recursos humanos debe vivir el negocio y estar impregnado de su esencia, de forma que sea capaz de detectar las necesidades en primera línea de negocio y proporcionar herramientas que se adapten y respondan a esas prioridades generando valor a la compañía.
Por todo ello, las empresas han de continuar organizando formación para sus colaboradores. Es importantísimo mantener a personas cualificadas y con potencial dentro de la organización. Sin embargo, es necesario ajustar las necesidades de formación al foco estratégico, a la realidad y a las prioridades del negocio y de la compañía. La formación se convierte, más que nunca, en estratégica para las empresas, pero eso sí, sólo la formación que aporte valor al negocio debe mantenerse, teniendo en cuenta que hoy en día, la formación eficaz de una persona no se consigue por la mera acumulación de información o por la realización de actividades más o menos valiosas, sino que será preciso realizar una labor de una manera más seria y sistemática.
Sea en política retributiva, formación, relaciones laborales, desarrollo o comunicación, la recomendación para este año es el principio de adaptabilidad de las políticas de recursos humanos a los requerimientos del negocio y de la situación.
Además, esta medida no puede contemplarse desde un punto de vista general, sino que es una medida para cada día, para cada hora, sobre cualquier decisión y para cualquier acción, y para ello, contaremos con tres herramientas básicas para la gestión de las personas:
Individualización: centrándonos, por que así los recursos nos obligan, en utilizar la individualización en todas y cada una de las acciones presentes en la relación laboral.
Flexibilidad: como herramienta necesaria para adaptarnos a los diferentes estadios cambiantes que vivimos y entendida como una apertura de miras en todos los ámbitos de la relación.
Esfuerzo: herramienta clave que ligado siempre a la honestidad nos permitirá afrontar con éxito los momentos actuales.
Salvador de Tudela. Presidente del Foro de Recursos Humanos (Foment del Treball)