_
_
_
_
Crónica de Manhattan
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

La hora de la gran familia

Incluso con la crisis y la rebaja de los precios de alquiler y compra, en Nueva York la vivienda es aún cara y hay cosas que no cambian rápidamente. Encontrar un piso con tres habitaciones a un precio razonable para la clase media es un milagro. La oferta de este tipo de apartamentos grandes es muy limitada porque son caros y, de hecho, están pensados para que personas jóvenes los compartan. Es decir, se necesitan tres salarios. Las familias emigran a las afueras, los "suburbios", donde hay casas amplias.

Nueva York va a contracorriente para dar respuesta a una tendencia demográfica que se acelera y de la que se hace eco el Pew Research Center: la crisis ha disparado el número de hogares multigeneracionales y cada vez, más personas de distintas edades comparten el mismo techo, lo que se traduce en que se necesitan casas más grandes. "En 2008, 49 millones de americanos, el 16,1% de la población, todo un récord, vivía en un hogar en el que había dos generaciones adultas", reza un informe de este centro.

La tendencia es al alza desde hace 30 años y en los dos últimos, coincidiendo con la Gran Recesión, se ha disparado.

Según los analistas, en 1940 el 25% de la población vivía en el mismo hogar que sus padres y abuelos. La mejora de la sanidad y de las pensiones, que dio libertad a los más mayores, además del menor impacto de la inmigración, rebajó esta cifra hasta el 12% a partir de los ochenta; ahora bien, desde entonces las cosas han ido cambiando.

En cierta medida porque los hogares latinos o asiáticos de las últimas olas migratorias suelen ser multigeneracionales, pero sobre todo porque los jóvenes de entre 25 y 30 años se están quedando en casa más tiempo. Y no sólo porque se estén casando más tarde y elijan hasta ese momento permanecer con los padres en hogares en los que hay pocas tiranteces generacionales. Hay, también, razones económicas.

Según el Pew Center, en 1980 solo el 11% de los jóvenes se quedaban con los padres. En 2008, cuando el mundo financiero se tambaleó y se desmoronó la economía real, lo hicieron el 20%. De hecho, "los chicos" empezaron a volver "a casa" en 2007.

La estadísticas de empleo son paralelas. En 2009, recuerda el Pew, el 37% de las personas de entre 18 y 29 años estaban en paro o habían dejado de buscar trabajo. Es una cifra que no se ve en cuatro décadas y coincide con sus propios estudios, en los que se refleja que una de cada ocho personas de entre 22 y 29 años ha vuelto a casa de los padres por no poder hacer frente solos a la recesión. Y en este grupo hay muchas parejas que no están teniendo hijos. El Pew Center ha verificado que en 20 estados, de los 25 que ha analizado, la tasa de natalidad ha caído. Es otro impacto de la crisis.

Entre 2003, año en que se empezó a hacer evidente que se había dejado atrás la breve recesión de 2001, la tasa de natalidad subió hasta llegar a un pico en 2007. En 2008 ya cayó un 2% y ha seguido cayendo el año pasado. En Arizona, el retroceso ha sido de un 4%. Se trata de un estado donde se ha registrado la segunda mayor caída de ingresos per cápita y las rebajas de los precios de las casas ha sido más acusada. Los niños nacen a buen ritmo en Dakota del Norte. No es una anomalía. Es que allí los ingresos per cápita no han caído.

Archivado En

_
_