McKinsey advierte de la importancia de los servicios para crear empleo
Un informe de la consultora McKinsey advierte a los Gobiernos de los países avanzados que los nichos de creación de empleo están y seguirán estando en los servicios. Según el mismo, la investigación es necesaria, pero insuficiente para garantizar puestos de trabajo en el futuro.
La I+D+i es crucial para que los países ricos mantengan estructuras industriales, pero cuidado: es en los servicios donde se seguirán concentrando los empleos durante las próximas décadas. Esa es la principal conclusión del informe Cómo Competir y Crecer: Una Guía Sectorial sobre Políticas publicado recientemente por la consultoraMcKinsey. Los autores del mismo han analizado el comportamiento de hasta 30 sectores industriales de una veintena de países para extraer las fuentes del crecimiento y la competitividad, así como la influencia que pueden tener en ambos las políticas públicas. En resumen, un catálogo de recomendaciones enfocado a los gobiernos de los países más avanzados que cuestiona varios lugares comunes impuestos en el análisis macroeconómico.
Así, concluyen que los países con mejores resultados económicos no son los que tienen una distribución sectorial de su producción más avanzada, sino aquellos cuyos sectores son más competitivos. Una constatación polémica, pero que limitaría los daños teóricos atribuidos a la construcción en la economía española y las prisas por buscar un nuevo modelo productivo, que se pretende orientar con la inminente Ley de Economía Sostenible.
Pero quizá la constatación más útil sea que, para generar puestos de trabajo, la clave es la competitividad del sector servicios. De hecho, McKinsey explica que todo el empleo neto creado entre 1995 y 2005 en los países industrializados se produjo en el sector servicios. Allí el empleo creció una media anual del 1,5%, frente a la caída de tres décimas en la industria. De nuevo, un hecho a considerar en tiempos en que los gobiernos buscan soluciones urgentes para mantener la competitividad de sus industrias frente a la pujanza de los países emergentes. Y también un mensaje positivo para España, que podría seguir sacando fuertes réditos del turismo siempre y cuando apueste por su competitividad.
El informe también se refiere a la posibilidad de que las políticas públicas sirvan para fomentar dicha competitividad, a la manera de lo que pretende en España la citada Ley de Economía Sostenible, ya en fase parlamentaria. En McKinsey creen que dicha influencia es más directa en los sectores ajenos a la competencia internacional que en el resto. En los primeros, la regulación "puede llevar a mejoras de productividad al facilitar la entrada en el negocio, recortar el salario mínimo o flexibilizar las leyes laborales o el empleo a tiempo parcial", aunque dichas medidas "tardan en mejorar el rendimiento de un sector dos o tres años". Respecto a los sectores abiertos a la competencia global, la consultora advierte que los gobiernos deben priorizar las actividades "con un potencial realista de ventajas competitivas y basadas en modelos de negocios sólidos".
El valor de los semiconductores
La clave de bóveda del informe de McKinsey pasa por un enunciado a contracorriente: la competitividad en los sectores más innovadores no es suficiente para impulsar el crecimiento económico y la producción en un país. Así, los autores destacan que muchos gobiernos están centrando sus esperanzas en sectores innovadores como el de las energías renovables, que serían "la respuesta a los retos de la competitividad, el crecimiento y el empleo". Sin embargo, recuerdan que dichos sectores "son demasiado pequeños, por sí mismos, para marcar la diferencia en el crecimiento económico total". Y ponen como ejemplo el caso de los semiconductores, que generan menos del 0,5% del empleo en los países ricos (muchos menos en el resto) y cuya contribución directa al PIB "es limitada". Eso sí: los autores del informe no pretenden poner en cuestión la importancia de apostar por nuevos campos de actividad y por la I+D+i. Siguiendo con el ejemplo, admiten que las innovaciones del sector de los semiconductores han permitido que se expandiesen unas tecnologías de la información "que han mejorado los procesos productivos y disparado la productividad en muchos otros sectores".