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Pequeños gigantes

Crisa pondrá ojos al censo más ambicioso de estrellas

La firma diseña los sensores del satélite que realizará un mapa de nuestra galaxia con una exactitud sin precedentes

Los sensores ópticos del satélite que medirá la posición de mil millones de estrellas de nuestra galaxia con una precisión sin precedentes no saldrán de herméticos laboratorios de la NASA en Houston o de la ESA en Noordwijk, donde suelen gestarse las grandes proezas del espacio, sino de un edificio situado en el parque tecnológico de Tres Cantos, al norte de Madrid. Allí, en una sala completamente libre de contaminación y con la ayuda de microscopios, los ingenieros diseñan los ojos de Gaia, el satélite que la Agencia Europea del Espacio (ESA) lanzará en 2012 con la misión de realizar el censo de cuerpos celestes más ambicioso de los últimos 20 años. "El telescopio de Gaia tendrá una potencia tan grande que será capaz de reconocer un pelo humano a 500 kilómetros de distancia", dice Fernando del Rey, director general de Crisa, empresa española que ha sido contratada para suministrar los dispositivos.

Para dotar al telescopio del alcance y precisión requeridas, la empresa se enfrenta al reto de meter en el objetivo una cantidad descomunal de CCD, que es como en electrónica se conoce a los diminutos sensores que hacen posible que una cámara digital capte imágenes y las guarde en la memoria. Lo normal es que una cámara tenga 1 o 2 CCD, pero en el caso de Gaia, serán necesarios 120 que, además, deberán estar perfectamente sincronizados. "Es importante que todos tengan la misma sensibilidad. Si uno solo estuviera mal sincronizado, se perdería la trazabilidad de las estrellas", explica Del Rey. Este mismo cuidado exige que la sala en que se diseñan los sensores se conserve escrupulosamente limpia, ya que una sola mota de polvo distorsionaría las imágenes captadas por el telescopio.

Gaia, que significará para Crisa un ingreso de 9,8 millones, es apenas uno de los 60 proyectos en los que está embarcada esta filial de EADS Astrium que desarrolla electrónica para satélites y lanzaderas. La empresa nació en 1984 como el modesto departamento de Comunicaciones y Redes informáticas de Christian Rovsing Ibérica, un grupo danés que un año después entró en bancarrota. Si la compañía logró sobrevivir a la quiebra y evolucionar hasta convertirse en la filial de un gigante del sector aeroespacial, hay que agradecérselo a Víctor Rodrigo, el ingeniero aeronáutico que creó el departamento de Espacio y convenció a Abengoa de que valía la pena comprar la compañía. "Crisa nunca estuvo en quiebra sino su propietario", aclara Rodrigo, de 63 años. "Peleamos mucho. Entre los dos socios, el industrial y los expertos, sacamos adelante la empresa".

En 1987 Matra compró el 50% de la sociedad hasta que en 2000, producto de la fusión de la primera con otro grupo, terminó en poder de EADS Astrium. Actualmente, Crisa colabora en muchos proyectos de la envergadura de Gaia, gracias a los cuales, en los últimos cinco años sus ventas han pasado de los 19.581 millones a los 37.305 millones, y su plantilla, de 234 a 402 trabajadores. "La mitad de nuestros ingresos proviene del retorno geográfico que le corresponde a España por su aporte al presupuesto de la ESA y, el otro 50%, de proyectos comerciales", precisa Del Rey. Por eso, la decisión del Gobierno de Obama de reducir el presupuesto de la NASA no preocupa a Crisa. "EE UU gasta al año 30.000 millones de euros en sus programas espaciales, mientras que Europa gasta 5.000 millones. Es bueno para Europa que EE UU no desarrolle tanta tecnología porque nos ayudará a equipararnos", explica Rodrigo, que tras casi 30 años al frente de Crisa, prepara su jubilación, una nueva etapa en la que, por supuesto, no le faltará tiempo para dedicarlo a las estrellas.

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