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A fondo

"Esta no es una reforma radical"

Pete Souza, el fotógrafo oficial de la Casa Blanca, consiguió en la noche del domingo unir a tres presidentes con un disparo de su cámara. Theodore y Franklin D. Roosevelt, desde sus retratos oficiales, y Barack Obama aplaudiendo, entre ambos cuadros, el voto de la Cámara de Representantes. El simbolismo es evidente. El primer Roosevelt promocionó sin éxito en su última campaña a la presidencia la creación de un seguro nacional de salud. El segundo, creó las bases de la red social de EE UU, una red que el también demócrata Lyndon Johnson, en los años sesenta, expandió creando el Medicare y el Medicaid (sanidad financiada públicamente para mayores de 65 años y rentas bajas). El domingo, la Cámara Baja dio el gran paso para que Obama entrara en los libros de historia no por ser quien es sino por lo que ha conseguido, una reforma del sistema de sanidad que no pudo hacer Clinton y que es un paso decisivo en la política social del país.

El texto y las enmiendas aprobados por la Cámara tras 11 horas de un debate que fue bronco es el plan al que el Senado dio luz verde en Navidad. Las enmiendas serán votadas hoy por la cámara Alta y, si no hay contratiempos, Obama firmará una reforma que comenzará a aplicarse en fases desde este año hasta 2014.

Fuera y dentro del sistema

Para entonces, el 95% de los americanos tendrán un seguro médico porque estarán obligados a ello. Es decir, 32 millones de personas que ahora no están protegidas en caso de enfermedad lo estarán. Fuera del sistema quedarán unos 20 millones de individuos, muchos de ellos inmigrantes indocumentados. Para llegar a esta cobertura, para las personas que no tienen seguro a través de su empresa se expandirá el Medicaid y se subvencionará con créditos fiscales a quienes contraten seguros individualmente. Estos seguros, muy difíciles de conseguir actualmente, serán más accesibles porque se crearán mercados en cada estado donde habrá competencia abierta entre aseguradoras. Si no se tiene seguro se pagará una multa máxima de 2.085 dólares en 2016. Hay quienes ya están calculando si les compensa.

A las empresas de más de 50 empleados se les impondrá una multa también si no ofrecen seguros y a las de menos de esta cifra se les ayudará a que los contraten pero no se les exigirá. Los menores de 26 años podrán seguir como beneficiarios en los planes de sus padres y el aborto no se financiará con los créditos fiscales.

Todo ello se paga con nuevas comisiones que pagarán farmacéuticas y hospitales además de impuestos a las familias que ingresen más de 250.000 dólares al año y con recortes en el Medicare. La cuenta final, según las previsiones de la CBO, la Oficina Presupuestaria del Congreso, arrojan un coste de 940.000 millones de dólares y ahorros de 143.000 en una década. A diferencia de la presidencia de Clinton, Obama ha podido hacerse con el apoyo de parte de la industria ya que tanto para farmacéuticas como para hospitales mejorará la perspectiva de sus negocios al tener más clientes con seguros, algo que permitirá subir sus márgenes A las aseguradoras se les aumenta el mercado en unos 16 millones de personas de un plumazo aunque tendrán que cambiar prácticas como cancelar la cobertura por enfermedades o negarla a gente con problemas.

Obama, que ha descartado hacer una reforma que lleve a EE UU a estar en línea con Europa y Canadá, donde el Estado es el protagonista del sistema médico, admitió, "esta no es una reforma radical". De hecho, el mayor impacto es para quien no esté asegurado porque las primas, cuyo coste se ha disparado en la última década, no está muy claro que se vayan a moderar.

Cuando hace meses los grupos de presión más progresistas le pidieron un sistema basado en un "solo pagador" como el del resto de países occidentales, el presidente dijo que no era práctico cambiar años de tradición de seguros proporcionados por empresas. De hecho, la propuesta de crear una aseguradora pública para competir con las privadas no gozó del apoyo incondicional del presidente aunque si de su simpatía. Un sentimiento insuficiente porque al final, la opción pública se perdió en la negociación. Eso sí, pese a los meses que ha llevado acordar los textos finales, la negociación nunca llegó a gustar entre los republicanas. Obama, que buscaba el bipartidismo en esta legislación no ha podido convencer a ni uno.

El proceso pinta un cuadro de la oposición republicana que queda definida como "el partido del no". En el debate del domingo hablaron del intervencionismo ilegal del Estado y aseveraron que se acababa la libertad en EE_UU porque el Gobierno se inmiscuía en la salud de los ciudadanos. También hablaron de costes imposibles de sufragar. Los demócratas, sin embargo dijeron que racionalizar el sistema médico, ahora en un camino insostenible, era bueno para las economía y las empresas y sobre todo hablaron de los dramas humanos que se vivían con el actual sistema: enfermos sin cobertura, personas que deben elegir ente comprar medicinas y comer, quiebras familiares.

Los republicanos dicen que se van a seguir oponiendo) y que harán de esta victoria demócrata una derrota electoral para este partido. Pero ayer David Frum, que escribía los discursos a George W. Bush, les echaba en cara no haber negociado una reforma que se parece mucho a la que hizo el republicano Mitt Romney en Massachusetts y que está basada en las ideas del centro de estudios conservador Heritage Foundation en los noventa. Son las ideas que fueron las bases del ataque y contrapropuestas del plan de Clinton.

Con todo, la campaña de descrédito y de miedo con ideas como que "la reforma es el primer paso del socialismo en EE UU, ha calado y Obama empieza el jueves un tour para explicar qué cambio histórico es esto para el país.

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