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Libros

Claves prácticas para entender la recesión... y cómo salir de ella

'¿El final de la crisis?' propone una mirada didáctica de la coyuntura actual

Todas las generaciones viven una época de transición o revolución, en la que cambia el paradigma social, económico y cultural. El que nos toca a nosotros ya empezó, hace tiempo, aunque de manera imperceptible para muchos, y todavía no es completamente predecible cuándo las aguas volverán a un estado más calmado", asegura Santiago Íñiguez , decano de IE Business School en el prólogo del libro ¿El final de la crisis?, editado por LID. Precisamente esta obra tiene como fin contribuir a entender las causas y comprender las posibles vías de escape de la recesión.

El libro nació como nota técnica de dos profesores para sus alumnos del IE Business School. Finalmente, los docentes Leopoldo Torralba, Ignacio de la Torre y Bárbara Huerta decidieron ampliar el contenido y publicar la obra (256 páginas, 19,90 euros). Tal vez por su uso inicial, el volumen es de fácil lectura, con ejemplos didácticos del origen de la crisis y los fallos del sistema. Un esfuerzo que ha merecido el premio de ensayo 2009 de la Fundación Everis.

Para entender las decisiones, erróneas pero en muchos casos inevitables, el lector puede comenzar poniéndose en lugar de los agentes económicos, y descifrar unos cuantos dilemas que causaron la crisis. Y continuar con los efectos, la espiral de consecuencias, los momentos de mayor crudeza, los primeros rayos de esperanza y el sentido de hablar sobre los brotes verdes que popularizó Elena Salgado, vicepresidenta económica.

"A pesar del discurso tranquilizador sobre los brotes verdes en las economías de algunos países, existen todavía importantes incertidumbres en la sostenibilidad del modelo, en especial cuando se amortigüen las medidas fiscales y monetarias que han adoptado muchos Gobiernos", señala Íñiguez.

"¿Qué debemos hacer ahora, aparte de vigilar atentamente la correcta aplicación de las medidas adoptadas? Lo prioritario es, sin duda, el restablecimiento de los mecanismos crediticios, incluida la financiación del comercio internacional, condiciones sin las cuales la recuperación no es posible", escribe también en el prólogo Joaquín Almunia, comisario de Competencia de la UE (y de Asuntos Económicos en la legislatura anterior, en plena crisis).

"En definitiva, a pesar de las mejoras observadas desde marzo de 2009 de manera sostenible e inequívoca, los mercados todavía tendrían que ser convencidos del todo respecto al saneamiento definitivo de los sistemas financieros", creen los autores.

Pesimismo para el futuro

La obra destaca como epílogo la alta probabilidad de que este tipo de crisis se repitan en un futuro, debido al "cortoplacismo humano". Los banqueros se aferran al corto plazo de los resultados empresariales para que se valore su gestión y los Gobiernos evitan tomar medidas drásticas a largo plazo para mejorar la competitividad de los países, pues impediría su propia reelección.

Si se quiere entender la crisis, al detalle, de forma amena, sencilla y con multitud de ejemplos, esta obra se podría convertir en un manual para estudiantes, gestores y políticos. Así, más de uno comprendería las consecuencia de sus acciones o inacciones.

El ingeniero Alemania y el albañil España

La obra también tiene un hueco para las causas y consecuencias, y potenciales soluciones, en el laberinto patrio. Imaginen que España es un albañil que en los últimos años ha vivido por encima de sus posibilidades, gracias a la burbuja inmobiliaria y al acceso fácil al crédito. Ese albañil en el año 2010 está en paro. Si quisiera encontrar empleo y una salida a su situación personal, debería convertirse, por ejemplo, en ingeniero, como su colega Alemania, ese amigo al que la crisis le afecta mucho menos, sobre todo en el empleo. Pero para convertirse en ingeniero, le queda un trecho largo, de años de estudios y escasez de ingresos.La comparación que proponen los autores sitúa a España en el momento de hacer sacrificios para apostar por la formación y así ganar competitividad. "¿Queremos ser Alemania? Hay que estar muchos años invirtiendo mucho y bien en formación e I+D", señalan. La falta de competitividad "va más allá de políticas fiscales, reformas de mercado laboral, papel de empresarios y sindicatos, Gobiernos concretos de una u otra ideología... que, siendo importantes, son secundarios".

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