La libra se hunde, el resto se estanca
La libra se sumerge mientras se avecinan unas elecciones ajustadas y la economía británica chapotea. La moneda corre el riesgo de ir demasiado lejos. Hay mucho para hundir la moneda y no poder sacarla de este descenso hasta que el futuro Gobierno se asiente.
Una encuesta de opinión del fin de semana indica que la pelea de los laboristas para mantener el poder ha sido la causa de la caída de la libra esterlina en 3 centavos de dólar el 1 de marzo. La prudente proposición de adquisición por 35.500 millones de dólares de la unidad asiática de AIG, que incluye la venta de muchas libras, fue otro factor. Pero la causa de fondo de la debilidad de la libra es una mezcla desagradable: un enorme déficit fiscal, incertidumbre electoral, y riesgo de que vuelva la recesión y la impresión de moneda.
La política tiene importancia porque el déficit fiscal requiere una atención que no va a conseguir. Irlanda, Grecia y España recortan sus gastos. En Reino Unido, se debate sobre que año empezar. Un parlamento suspendido podría no ser tan malo dado el consenso en la necesidad de recortes, pero los mercados ven perspectivas horribles. Si la carrera electoral se mantiene ajustada, la libra parece obligada a caer.
Pero la economía por sí sola sería suficiente para arrastrarla menos. El crecimiento en el cuarto trimestre del 0,3% ha sido una escasa vuelta al estímulo fiscal masivo. Con los incrementos del IVA de enero y del impuesto del timbre, el peligro es que caiga el gasto de los consumidores y los precios de las viviendas, y que vuelva la recesión.
El Banco de Inglaterra (BoE) no guarda secretos sobre su falta de confianza y ya se está planteando la impresión de más dinero. Eso por sí mismo apunta a más debilidad para la libra.
Una moneda débil podría ayudar a la recuperación, pero la gran preocupación es que la libra socave los bonos del Gobierno. Si los rendimientos se disparan, el Gobierno podría estar bajo presión inmediata para redirigir el déficit. El BoE podría también enfrentarse con el problema. Sus compras de bonos intentan mantener los rendimientos de los bonos bajos. Pero al imprimir más dinero se corre el riesgo de perjudicar tanto a la libra como a los bonos.
La libra podría volver al mínimo histórico de 1,4 frente al dólar. Podría caer más si los mercados entran en pánico. La libra va a medir la temperatura del clima político y económico. La perspectiva es tormentosa.
Por Ian Campbell