El FMI, un poli malo innecesario
Debería la eurozona contratar a una superniñera? Se multiplican los llamamientos para que el FMI intervenga y se haga cargo de la crisis griega, ya que muchos inversores no creen que la UE sea capaz de disciplinar a uno de sus propios miembros. Algunos de los argumentos a favor de la misión tradicional de rescate del organismo son fuertes, aunque los argumentos en contra son aún más fuertes. Los defensores de la intervención del Fondo señalan su costumbre a tratar con este tipo de problemas. Lo que no quiere decir que tenga que hacer de poli malo -un papel que los europeos no pueden interpretar totalmente, por miedo a desencadenar una reacción violenta antieuropea en Grecia-.
El FMI, además, sólo desembolsa dinero una vez que se ha asegurado de que el Gobierno implementa el prometido plan de reestructuración. La eurozona, por su parte, busca ofrecer a Grecia garantías financieras, que no pueden condicionarse fácilmente.
Los problemas de invitar al FMI, sin embargo, superan con creces los potenciales beneficios. Los países del euro participan individualmente en el Fondo, pero el grupo de la moneda única debería mostrar que puede tratar con sus propios problemas por lo que no debería externalizar la gestión de la crisis. Además, Grecia no afronta un problema de solvencia. No se trata de escasez de efectivo, sino de la necesidad de un margen de maniobra para implementar las cruciales reformas.
Por otra parte, cuando el FMI interviene en Ucrania, Hungría o Letonia, sugiere un programa fiscal y monetario, que incluye una devaluación. Los tipos de interés griegos y su política monetaria, sin embargo, se establecen en Fráncfort. La UE ha dicho que el FMI aportaría su pericia técnica para ayudar a Grecia. No es necesario pedirle nada más.
Por Pierre Briançon