Austeridad y reformas para salir de la crisis
La actualización del Plan de Estabilidad que acaba de enviar el Gobierno a Bruselas, referido al periodo 2009-2013, ni es de estabilidad ni tiene rigor en su actualización. Este documento no plasma la realidad sobre las perspectivas de la economía española, pues basa éstas en una recuperación que no se sabe muy bien cómo ni de dónde va a venir. Establece una senda de reducción del déficit público desde el 11,4% de 2009 hasta el 3% de 2013, con el único criterio de dividir, prácticamente, entre cuatro los puntos de exceso de déficit y distribuirlos a partes iguales entre cada año. Habla genéricamente de una reducción del gasto en 50.000 millones de euros, pero no concreta de qué partidas los va a sacar.
Sólo vuelve a hablar de recuperación económica y de que todo lo basará en su Ley de Economía Sostenible, que es un conjunto variopinto de medidas que no van a contribuir al fomento de la actividad económica y que, en algunos casos, pueden desincentivarla.
El grueso de las competencias económicas y laborales residen en el Gobierno de la nación y por tanto, como este documento no afronta las reformas necesarias que precisa la economía española, genera confusión -que lastima la confianza- y no cuadran entre sí las estimaciones de los distintos indicadores, lo que afectará negativamente a la economía española y, por extensión, a la economía madrileña.
Frente al mal ejemplo que ha dado el Gobierno, que ha tenido que modificar el Programa de Estabilidad nacional ante la UE, la Comunidad de Madrid puede presumir de haber avanzado en la senda adecuada. La Comunidad de Madrid es la única región que ha conseguido cumplir el objetivo marcado por el Consejo de Política Fiscal y Financiera en 2008, liquidar de manera provisional y en los mismos términos el ejercicio 2009 y presentar un presupuesto inicial de 2010 acorde con este principio. Ello, sin duda, contribuye a un menor crecimiento de la deuda pública de las Administraciones autonómicas que, en el caso de la Comunidad de Madrid, y según los datos del Banco de España publicados en septiembre de 2009, la sitúa hasta dos puntos por debajo de la ratio nacional en términos de deuda/PIB.
A este resultado se llega con políticas austeras y de racionalización del gasto y de los recursos. Así, desde junio de 2008, cuando todavía Zapatero negaba la crisis, la Comunidad de Madrid ha desarrollado, por ejemplo en materia de recursos humanos, medidas de contención en las retribuciones, sobre todo de los altos cargos y del personal directivo, y ha restringido la oferta de empleo público, a la vez que ha llevado a cabo un proceso de reestructuración administrativa encaminado al ahorro, con la supresión de consejerías, altos cargos y personal de confianza.
No hay ninguna intención en el Ejecutivo de Zapatero de afrontar un recorte de las partidas para poder reducir el abultado déficit. Porque las pretendidas reducciones no son más que un ejercicio de voluntarismo político sin contenido alguno. No es un ejercicio de austeridad mantener un número de ministerios elevado, ni incrementar el número de asesores de presidencia y de los distintos ministerios, y tampoco lo es realizar recepciones grandiosas por el inicio de la presidencia de la UE mientras se recorta el importe líquido que perciben los pensionistas por el incremento de las retenciones.
Menos aún es austeridad llevar a cabo el mayor incremento de gasto de la historia, con un ascenso del 17,3%, mientras muchas empresas se encuentran asfixiadas, entre otros motivos, por la mayor carga de impuestos. No es una política austera duplicar la deuda mientras se suben los impuestos a las familias, que tendrán que pagar entre 60 y 120 euros al mes más por ello. No es ser un Gobierno austero emprender múltiples planes de corto plazo, miopes y populistas, cuando no electoralistas -como la deducción de los 400 euros- que agotan los fondos y nos sumergen en un agujero presupuestario difícilmente sostenible.
No sirve de nada decir que va a reducir el déficit hasta el 3% en 2013 cuando no dice en qué va a recortar de manera precisa, cuando infla la previsión de ingresos y cuando las cifras de crecimiento potencial no se ajustan a la realidad.
Se necesitan reformas estructurales y recorte del gasto con la cuantificación de las partidas. Se precisa que, después, no haya ninguna desviación que incremente el presupuesto. Zapatero sólo parece dispuesto a recortar en la financiación de competencias transferidas a las comunidades autónomas, mientras mantiene ministerios vacíos de contenido.
Y Zapatero sigue incrementando el gasto, entre otros motivos por la destrucción de empleo que motiva su política, que agrandará el pago de las prestaciones.
También tiene que acometer una reforma seria, en el marco del Pacto de Toledo, de la Seguridad Social, con bajada de las cotizaciones, para aumentar la actividad, el empleo, el número de cotizantes y asegurar el sistema.
De nada sirve su economía sostenible, salvo para generar una verdadera economía insostenible. Son las reformas lo que permitirá incrementar la actividad económica y el empleo, y no hace nada en ese sentido.
La Comunidad de Madrid sí lleva a cabo un ejercicio de austeridad, con la reducción de 22 altos cargos, cinco consejerías, numerosos vehículos oficiales y aplicando una reducción del presupuesto de casi el 3% y un 2% en el sueldo de los altos cargos.
Esta austeridad y la aplicación de políticas liberales en el margen de sus competencias le permiten resistir mejor, pero al encontrarse sometida a la legislación nacional sólo puede aliviar esta situación. Por ello, es imprescindible que el Gobierno aplique las reformas estructurales que precisa la economía, en un ejercicio de austeridad, bajada de impuestos, reformismo y generación de confianza, que es lo que devolvería a nuestra economía a la senda de la actividad y la creación de empleo, es decir, de la prosperidad.
No es austeridad llevar a cabo el mayor incre-mento de gasto de la historia mientras muchas empresas se encuen-tran asfixiadas"
Antonio Beteta. Consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid