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Columna
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Siete sobre diez para Ben Bernanke

El discurso de Ben Bernanke del miércoles tiene más sentido que mucho de lo que el presidente de la Reserva Federal ha hecho hasta ahora. Planea subir el interés que paga a los bancos por sus reservas (0,25%), que suman 1,1 billones de dólares, y usar el nuevo tipo como referencia (benchmark). Esto surtiría efecto con una estricta política monetaria sin causar una peligrosa falta liquidez.

Los congresistas ante los que tenía que hablar (lo impidió la nevada) habrían apreciado que la tasa de interés que se paga por las reservas podría probablemente servir mejor de benchmark que la tasa de los fondos federales, porque la cantidad afectada es mucho mayor.

La Fed ha indicado que drenaría liquidez del mercado mediante la reversión de los acuerdos de recompra y venta de activos antes de subir las tasas. Esto habría reducido la disponibilidad de crédito sin retraer la demanda, creando así un desequilibrio que habría privado de liquidez a muchos sectores económicos.

Al aumentar el tipo pagado por las reservas bancarias, podría reducir el margen entre los tipos a corto y a largo sin retirar liquidez del sistema. Además, Bernanke hace plausible la afirmación de que estos pagos no representarían un subsidio de la Fed a la banca, porque los mercados monetarios podrían reflejar el tipo que la Reserva estaría aplicando.

Otro punto del plan -cambiar algunas reservas por depósitos a plazo en la Fed- también tiene sentido para financiar el actual balance de la Reserva y para impedir que su retirada alimente la actividad especulativa en el sistema financiero.

Hasta aquí bien, pero un tercer punto puede generar rechazo ante la opinión pública. Quiere eliminar eventualmente el actual requerimiento de reservas impuesto a los bancos, confiando que pueden ser controladas mediante el tipo de interés que se paga por ellas. Pero esto parece demasiado teórico. Es factible argumentar que la Fed podría haber contrarrestado la burbuja inmobiliaria incrementando el requerimiento de reservas como hizo el Banco de España -haciendo una apropiada política monetaria anticíclica-.

La idea de abandonar los requerimientos de reservas es de baja calidad. Pero la parte del plan que implica pagar más por las reservas bancarias obtiene buenas calificaciones, al menos en el plano teórico. Ahora, hay que ponerlo en práctica.

POr Martin Hutchinson

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