Subirse a la recuperación del turismo
La Organización Mundial del Turismo (OMT) confía en que este año viajarán más personas que en el pasado 2009. Calcula que se producirán 915 millones de desplazamientos, lo que supone una mejora entre el 3% y el 4%. El final de la recesión en muchos países -tanto desarrollados como emergentes- justifica este optimismo, más deseable tras dos duros años de serios nubarrones en el sector.
En este contexto arranca hoy Fitur, el gran escaparate internacional del turismo, con la presencia de 11.000 empresas y organismos públicos de 170 países que se esforzarán por mostrar lo mejor de sí mismos en busca de esos casi mil millones de clientes. La feria se desarrolla bajo el influjo de unos presupuestos, de las empresas y de las Administraciones, que se debaten entre la acertada necesidad de volcarse con la promoción y la exigencia de ajustar sus gastos ante la todavía delicada situación económica mundial.
La prudencia presupuestaria es comprensible. Sin embargo, empresas y destinos se equivocarán si adoptan una actitud pasiva y de espera. El turismo prepara su despegue y, en tiempos de cambio de ciclo como el actual, es imprescindible un esfuerzo añadido para recuperar a los viejos clientes y captar a los nuevos. El turístico, pese a sus singularidades, no es diferente al resto y ahora el camino lógico son las campañas de promoción sustentadas con ofertas tentadoras.
Atendiendo a las previsiones de la OMT, España debe hacer un sobreesfuerzo, ya que presagian un crecimiento más discreto que en nuevos destinos emergentes competidores directos de las costas españolas, como Marruecos, Túnez, Egipto, Turquía e incluso Croacia. La obligación de la Administración y de las empresas del sector, muchas de ellas líderes mundiales en sus campos, es afrontar el reto y mejorar la parte negativa para el sector español de los augurios de la OMT. El turismo supone la primera actividad económica de España y de su comportamiento dependerá en buena medida el final de la crisis económica.
Una labor coordinada, de la que no pueden desligarse las comunidades autónomas, será más eficaz a la hora de remover obstáculos como el euro fuerte, que resta atractivo a España para los turistas, por ejemplo, de Reino Unido, primer emisor de viajeros hacia nuestro país. Es imprescindible compensar la atonía del mercado británico redoblando el esfuerzo en otros emisores alternativos, y no sólo del área europea.
España es hoy la segunda potencia turística mundial por ingresos y la tercera por visitantes. Sería imperdonable que no se suba al tren de la recuperación de un sector en el que ha conseguido estar a la cabeza.