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Columna
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El arte de la disuasión

Una amarga disputa con los grandes clientes no suele tener sentido comercial. Pero el fabricante de aviones europeo Airbus podría salirse con la suya en la lucha contra los crecientes costes de su programa de avión de transporte militar.

El A-400M se está ejecutando con dos años de retraso con un sobrecoste estimado en más de 7.000 millones de euros, por encima del presupuesto original de 20.000 millones de euros. Airbus quiere que sean los clientes, los países más grandes de Europa, los que asuman los costes. Pero se están resistiendo. Sin embargo, EADS, matriz de Airbus, puede sobrevivir sin el A400M y está dispuesto a abandonarlo.

Es una buena noticia para sus accionistas, que tanto han sufrido. Hace tres años, las noticias de los retrasos en el A380 restaron una cuarta parte del valor de mercado del grupo. Airbus se ha recuperado de la debacle.

Es cierto que logró récord de ventas el año pasado, a pesar de la recesión mundial y la competencia de Boeing. Sin embargo, la caída del dólar le ha costado 1.000 millones de euros en ingresos el año pasado.

El contrato original para el A400M establece precios fijos sin contemplar sobrecostes. Por otra parte, las consideraciones políticas han impedido a la empresa una eficiente asignación de recursos. Tal vez EADS no debería haber aceptado el acuerdo, pero los Gobiernos quizá deberían pagar el precio por su intromisión.

Los costes del desarrollo del A400M se sitúan entre 100 y 150 millones de euros al mes. EADS ya ha gastado 2.400 millones de euros en el programa. La tentación de reducir sus pérdidas podrían ser fuertes. Por otra parte, los Gobiernos europeos necesitan los aviones y tendrían que lidiar con las consecuencias de la pérdida de 40.000 empleos si EADS desecha el proyecto. Habrá que llegar a un compromiso, aunque EADS no está por la labor de ceder demasiado.

Por George Hay

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