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Las mejoras en la observación interestelar y la detección de planetas permiten albergar serias expectativas de descubrir vida extraterrestre.
Cuando los científicos se refieren a vida extraterrestre, no están pensando en seres antropomorfos y verdosos repletos de tentáculos, sino en mucho más aburridas bacterias. Pero la posibilidad de que la vida exista en otros lugares del cosmos abriría la puerta a un descomunal cambio en la posición del hombre en el universo, con incalculables consecuencias incluso en el plano económico, si es que existe alguna posibilidad de que esos lugares sean colonizables.
Existen dos áreas de trabajo científicas en este sentido: la exploración del sistema solar, con datos recogidos por las múltiples sondas enviadas, y los descubrimientos de planetas extrasolares, es decir, que orbitan en torno a estrellas distintas al sol y que se encuentran, por tanto, a distancias inalcanzables para la humanidad con los medios de propulsión conocidos (el más próximo, Epsilon Eridani b, está a diez años luz).
Sin demasiada repercusión en los medios de comunicación, lo cierto es que los astrónomos se han anotado hasta el momento el descubrimiento de más de 400 planetas, desde que el equipo suizo liderado por Michel Mayor y Didier Queloz certificaron en 1995 la existencia del primero, 51 Pegasi b, de enorme tamaño y a 50 años luz de distancia de nuestro sistema solar.
Desde entonces, los métodos de detección de planetas han mejorado sustancialmente, permitiendo en particular el descubrimiento de planetas de tamaño más similar al de la Tierra. Y muchos más se darán a conocer este enero en la conferencia de la Sociedad Americana de Astronomía, donde la NASA informará de los primeros hallazgos del observatorio espacial Kepler, lanzado en marzo. Esta misma semana, los cinco primeros planetas descubiertos por la sonda se dieron a conocer, aunque todos son de tamaño muy grande.
Hasta el momento, se ha confirmado que cuatro planetas observados mantienen una actividad química similar a la que produce la vida en la Tierra; uno de ellos, HD 189733b, del tamaño de Júpiter, parece contener agua y metano, componentes imprescindibles de la vida. En cuanto a GJ1214b, cuya existencia se desveló el mes pasado, parece estar compuesto en un 75% de agua y contar con una atmósfera espesa, aunque por tamaño y temperatura sería inhabitable para el hombre. Otra novedad en torno a este nuevo mundo es que fue descubierto por una red de ocho telescopios convencionales.
Antonio Pérez Verde, del Centro de Astrobiología del CSIC en Madrid, señala que los rastros obtenidos serían "el equivalente, para un observador externo, de los que ofrecería la clorofila cuando analizara la Tierra", y señala que la proporción de dos planetas con esas trazas entre los 400 descubiertos es muy alta. Sin embargo, se considera "personalmente, bastante escéptico, si tenemos en cuenta que son planetas de un enorme tamaño".
Cuerpos de menor tamaño
Al igual que el resto de la comunidad científica, Pérez Verde aguarda con expectación los resultados que ofrezca Kepler, y estima que la sonda puede "duplicar en breve tiempo" el número de exoplanetas descubiertos. En particular, Kepler podría conseguir al fin encontrar planetas del tamaño de la Tierra y más propicios, por tanto, a la vida como la conocemos: el más pequeño detectado hasta ahora, Gliese 581 e, tiene cinco veces el tamaño de nuestro planeta.
La posibilidad de descubrir vida parece tan cercana que incluso el Vaticano se ha puesto a trabajar en ella. El pasado mes de noviembre se celebró la primera conferencia sobre astrobiología organizada por la Academia Pontificia de las Ciencias del Vaticano, donde el director del observatorio papal, Gabriel Funes, afirmó que estamos a "sólo unos pocos años de los primeros descubrimientos" en este terreno. En un artículo previo, Funes llegó a señalar la posibilidad de que los extraterrestres se encuentren "libres del pecado original".
Michael Mayor, descubridor de planetas
Aunque alcanzó la' gloria como primer descubridor de planetas extrasolares, el suizo Michel Mayor sigue al pie del cañón ofreciendo resultados: en octubre anunció en Madrid el descubrimiento de 32 nuevos cuerpos.