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Columna
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El dilema de los fondos de Lehman

Los acreedores de Lehman Brothers están siendo separados en dos grupos. Quince meses después del colapso del banco de inversiones, el Alto Tribunal del Reino Unido ha decidido que el efectivo destinado a los clientes puede ser devuelto sólo si fue debidamente segregado del dinero propio de Lehman. Los clientes cuyo dinero tendría que haber sido separado pero no lo fue se han quedado, pues, helados.

PricewaterhouseCoopers, el administrador del brazo británico de Lehman, ha identificado 2.100 millones de dólares en efectivo que fue definitivamente protegido. Pero los antiguos clientes y los afiliados a Lehman sostuvieron que debería haberse separado 3.000 millones más bajo la Autoridad de Servicios Financieros británica (FSA, en sus siglas en inglés). Dicha demanda ha sido desestimada. Un batiburrillo de hedge funds que perdieron recurrirán la sentencia. Si fracasan tendrán que unirse a la cola de acreedores no asegurados.

GLG y Goldman Sachs se cuentan entre los ganadores. No está claro si el éxito se debe a la suerte o a una astuta renegociación de sus acuerdos con Lehman a medida que se fue metiendo en problemas. El hecho de que dos de los más poderosos gestores de fondos de Europa hayan acabado metiendo en el grupo bueno sugiere más bien lo segundo.

Pero incluso puede que los clientes cuyo dinero fue adecuadamente separado no se devuelva en su totalidad. PwC ha advertido de un déficit de 1.000 millones de dólares si los administradores alemanes rechazan soltar fondos transferidos a la filial de Lehman en Alemania.

La FSA no sale demasiado bien de este episodio. El regulador tenía a su disposición normas que podía haber aplicado para proteger el dinero de los clientes, pero no fueron impuestas con el empeño necesario. Con todo, hay señales esperanzadoras de que las autoridades de Reino Unido han aprendido la lección. El nuevo papel del Gobierno de encargado de los bancos de inversiones en quiebra incluye un capítulo entero sobre la salvaguarda de activos de los clientes. Esto puede ser de escaso consuelo para los fondos que hayan sido clasificados en el grupo malo. Han aprendido la lección a las bravas.

Nicholas Paisner

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