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Columna
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Basilea se debate entre la gracia y el favor

La reforma bancaria puede ser un asunto urgente, pero no se debería acometer deprisa y corriendo. El Comité de Basilea parece estar de acuerdo con ello. La revelación de que concederá a los bancos un periodo de gracia antes de adoptar nuevas normas sobre capital y liquidez ha impulsado los mercados gracias a las esperanzas de que se pueda retrasar el esperado chaparrón de subidas de capital asociado. Pero mientras que Basilea hace bien en adoptar un enfoque gradual, tampoco debería dejar a los bancos libres de responsabilidades.

Los que más ganaron en el rally de las Bolsas fueron los prestamistas japoneses. Mizuho y Sumitomo subieron un 15%, mientras que Mitsubishi rasgó un 4,5%. Deutsche Bank, por su parte, cosechó un 4,5%. Todas estas instituciones fueron, por cierto, las que también puntuaron más bajo en el reciente estudio comparativo de suficiencia de capital global de Standard & Poor's.

No sólo es razonable establecer un periodo de gracia antes de endurecer la legislación, sino además es necesario. Si los bancos tuviesen que cumplir requisitos más exigentes el año que viene, el mercado se empantanaría con emisiones de capital y con la habilidad de los bancos de prestar se vería perjudicada. Y esto seguro que prolongaría la recesión.

Pero lo que no se puede permitir es que los bancos tengan demasiado tiempo para cumplir las exigencias. Algunos rumores en Japón sugieren que puede que los bancos vayan a tener diez años de margen para cumplir la futura normativa. Eso es demasiado, y además genera el riesgo de que algunos Estados se muevan más rápido que otros, perpetuando el arbitraje regulador.

Una alternativa a esto sería que Basilea siguiese el ejemplo de la Autoridad de Servicios Financieros británica (FSA en sus siglas en inglés). En octubre empezaron las consultas de propuestas para que los bancos posean más activos líquidos. El regulador le estableció a cada institución un objetivo individual para mejorar su liquidez, pero se concedió margen a sí mismo al requerir la conformidad sólo cuando la FSA considere que han pasado los riesgos de más caídas en Reino Unido.

El Comité de Basilea debería darse a sí mismo una flexibilidad similar. Necesita mostrar liderazgo en el establecimiento de un calendario realista para todos y tener margen de maniobra si se prolonga la recesión. Si se deja en paz a los bancos aumentan las posibilidades de que en el futuro pueda haber una crisis parecida.

George Hay

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