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Economía aragonesa

De la periferia al centro del desarrollo

La economía aragonesa se transformaal descubrir sus recursos.

Vista de los molinos de viento y el toro de Osborne
Vista de los molinos de viento y el toro de OsborneCinco Días

Durante muchos años, Aragón se había acostumbrado a vivir de la pujanza de sus poderosos vecinos. Ubicada en el centro mismo del entorno formado por la España que crece, su situación real era, paradójicamente, la de una periferia.

Pero, en la última década, la situación ha cambiado radicalmente. Aragón ha recorrido en ese tiempo la distancia que la convierte en epicentro del desarrollo económico zonal. La transformación se debe a una mejora sustancial de las comunicaciones, que ha propiciado el descubrimiento de unos recursos y fortalezas que eran tan evidentes como desaprovechados.

Los ingleses, con su proverbial sentido práctico, no suelen preguntar por la distancia a que se encuentra un determinado punto, sino por el tiempo que realmente se tarda en llegar a él. Aragón, a pesar de estar geográficamente cerca de enclaves como Madrid, Barcelona, Bilbao o Valencia, se ha pasado mucho tiempo terriblemente alejada a nivel práctico. Ahora es cuando puede decirse que la comunidad se encuentra cerca de esos puntos, vitales para su crecimiento. Y, al acortarse la distancia, la receptora de las migajas del desarrollo está demostrando una creciente capacidad para irradiarlo.

El año pasado, la Exposición Internacional puso de relieve la transformación experimentada por Zaragoza, el enclave que recobraba su autoestima como capital del valle medio del Ebro. Hay que resaltar que fue General Motors, con la instalación de su fábrica en Figueruelas, quien subrayó la privilegiada situación geográfica de Zaragoza, a pesar de que el interés político de aquel momento incentivaba otras ubicaciones para aliviar el impacto de la reconversión industrial. En 1982, en Aragón persistía el mensaje del victimismo en relación con Cataluña, expresado en el rechazo al trasvase del Ebro. Un cuarto de siglo más tarde, Zaragoza se convertiría en la capital mundial del agua, gracias a la Expo. Un planteamiento radicalmente distinto.

A medida que se avanzaba en la modernización del tejido industrial (Figueruelas fue muchomás que una gran fábrica; implantó nuevos sistemas productivos y de gestión), Aragón fue descubriendo, de modo gradual, la importancia de aprovechar sus recursos. Con la mejora de la red de comunicaciones, se potenció la logística y se proyectó lamayor plataforma logística del sur de Europa.

Con Pla-Za se reforzaba, no sólo una ubicación geográfica privilegiada, sino también la apuesta por un sector estratégico de futuro. No se trataba sólo de atraer empresas, sino de transformar el propio tejido económico. Las nuevas tecnologías pasaron a ser un segmento prioritario, con proyectos tan novedosos como la Milla Digital o las innovaciones aportadas por los proyectos del Parque Tecnológico Walqa.

El reforzamiento y lamodernización del tejido industrial han facilitado la retención de grandes plantas, amenazadas por el fenómeno de la deslocalización o, simplemente, por la presión de otras zonas competidoras. La Consejería de Industria ha demostrado, en los últimos años, su capacidad, no sólo para atraer nuevas empresas, sino también para conservar las existentes. Así, Figueruelas logró, frente a la aspirante fábrica polaca de Gliwice, la adjudicación de la nueva generación del monovolumenMeriva, cuya producción se iniciará en 2010. Y acaba de sujetar los 150 empleos de la factoría de Alcoa, en Sabiñánigo (Huesca), tras su adquisición por la alemana Bavaria Industriekapital AG. Durante un año se estuvo buscando comprador para la fábrica y, al final, el esfuerzo ha tenido su recompensa. No es casual que las últimas cifras muestren una tasa de paro seis puntos por debajo de la media nacional y un adelanto en la salida de la crisis económica en relación al resto del país.

La última década ha servido también para avanzar en la superación de ese reto secular que en Aragón supone la vertebración económica de su vasto territorio. Hace bastantes años que el sociólogo Mario Gaviria advirtió del peligro de una Zaragoza que despoblaba al resto de la comunidad y que, de esta forma, se convertía en su enemigo práctico.

Ahora, la pujante capital aragonesa ha procurado que el legado de la Expo irradie sobre Aragón, pero los principales avances han venido de la articulación y potenciación de ejes de desarrollo zonales. Uno de ellos es la nieve, un sector del que dependen actualmentemás de 15.000 empleos y decisivo para el mantenimiento y la expansión económica del Pirineo.

Particularmente interesante resulta la creación de una escuela de negocios, que prende formar a un millar de gestores empresariales en los próximos cinco años para dinamizar la economía de la zona. La iniciativa parte de un empresario de éxito, Carlos Barrabés, que ha logrado convertir, gracias a las nuevas tecnologías, la tienda de Benasque (Huesca) que lleva su apellido en un referente internacional para la venta de artículos deportivos.

Todo ello, junto a la promoción del turismo rural y del aprovechamiento del paisaje (Aragón ha sido capaz de crear más de 8.000 kilómetros de senderos, jalonados de albergues y centros de interpretación), constituye herramientas realistas para fijar población a zonas tradicionalmente deprimidas y con riesgo de exclusión económica.

La última etapa se caracteriza también por el creciente aprovechamiento de los recursos naturales. Aragón se está convirtiendo en un referente de las energías limpias, especialmente la eólica, como se analiza especialmente en otro apartado de este monográfico sobre la comunidad.

Las investigaciones sobre el hidrógeno, orientadas hacia el sector de automoción, pueden resultar cruciales para el desarrollo económico regional en los próximos años. Y, junto a todo ello, el gran reto que supone la gestión del legado de la Expo 2008, una herramienta que, a pesar del azote de la crisis, debe contribuir a la transformación de Zaragoza y a irradiar generosamente los frutos de ese avance al entorno de la comunidad autónoma.

El gran enclave logístico

Aragón inició en julio de 2002 los trabajos de la plataforma logística de Zaragoza (Pla- Za). Se trata del proyecto que convertirá a la capital aragonesa en el mayor enclave logístico del sur de Europa. La elección se justifica por su posición central entre las seis grandes áreas metropolitanas del sureste europeo (Burdeos, Toulouse, Bilbao, Madrid, Valencia y Barcelona). Constituye el punto de intersección de las principales redes de comunicación donde se unen los más importantes itinerarios y tráficos del noroeste de España y sus enlaces con Europa.Pla-Za se perfila como el espacio ideal para la instalación de empresas en crecimiento. Ofrece estructuras de última generación, gracias a sus equipamientos y dotaciones tecnológicas, que aportan los mayores niveles de funcionalidad y eficiencia. Todo ello, con el telón de fondo de una red de servicios, tales como los transportes intermodales, los sistemas de depuración o las subestaciones eléctricas propias. La logística ha ido adquiriendo importancia en las empresas hasta convertirse en una de las principales herramientas de competitividad. Es decisiva a la hora de proporcionar un buen servicio a los clientes y también para optimizar la coordinación en un mercado globalizado, así como las decisiones de compra. El complejo dispone de una excelente red de comunicaciones. Por vía aérea, a través del aeropuerto, y por ferrocarril, con el AVE. La red de carreteras permite la rápida conexión con los principales núcleos de actividad económica, nacionales y del exterior. El Gobierno de Aragón llegó, en 2003, a un acuerdo con el Massachusetts Institute of Technology (MIT), una de las universidades más prestigiosas del mundo, para articular un programa de educación e investigación en logística, a medio y largo plazo. Se trata de revalorizar el tráfico de mercancías con el valor añadido que proporcionan la tecnología y la investigación.

El legado de la Expo

Uno de los retos que tiene planteados es la administración del legado de la Exposición Internacional de 2008. La muestra ha dejado infraestructuras que pueden influir decisivamente en el desarrollo empresarial o la expansión turística y ahora llega el momento de gestionarlas adecuadamente. Una de estas realizaciones es el parque empresarial, concebido como uno de los más importantes de Europa y cuyos prometedores inicios se han visto frenados por el impacto de la crisis económica. A pesar de ello, la presidenta de Expo Empresarial, Encarnación Vivanco, confía en que el recinto esté en marcha en 2011. En lo que respecta específicamente a Zaragoza, la capital cuenta con nuevos espacios urbanos, que han convertido al Ebro en protagonista. Esta recuperación ha transformado a la ciudad, cuyos habitantes disfrutan ahora de riberas para pasear y de un río que había vivido de espaldas a su entorno. La Expo ha dejado edificios emblemáticos, como la Torre del Agua y el Pabellón Puente, además del Palacio de Congresos y el Acuario, que constituyen atractivos turísticos de primer orden, que se complementan con una excelente infraestructura residencial, cuyo máximo exponente es el Hotel Hiberus. Aragón tiene, además, otro reto: mantener a Zaragoza como el foro mundial más importante para debatir sobre los problemas y proyectos relacionados con el agua, que se perfila como uno de los recursos más importantes en el inmediato futuro. Con este propósito se concibió la Tribuna del Agua, cuyo mensaje, expresado en la Carta del Agua, debe ser propagado internacionalmente. Lo mismo puede decirse del Instituto del Cambio Climático. La autonomía debe demostrar ahora que aquel fervor generalizado que impulsó la Expo 2008 no fue una fiebre pasajera, sino un aliento que permanece en el tiempo y que es capaz de llegar a todo el mundo.

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