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Tribuna
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La apreciación del euro: ¿queda recorrido?

En las últimas semanas hemos visto cómo el euro ha vuelto a apreciarse en relación al dólar hasta llegar al nivel de 1,50 dólares por euro, para luego remitir y colocarse en niveles de 1,47-1,48. Aunque este nivel aún está lejos del máximo de julio de 2008, de 1,6, este movimiento ha generado preocupación por el comportamiento de las exportaciones europeas en un momento de debilidad económica. Aunque oficialmente se insista en la importancia de un dólar fuerte, la realidad es que este tipo de cambio es favorable a las exportaciones estadounidenses, lo que en el contexto actual es positivo para la recuperación de la mayor potencia económica mundial. Y, por otra parte, un dólar depreciado es también favorable para China, ya que al tener su moneda semiatada al dólar, la debilidad del dólar abarata también sus exportaciones. A pesar de existir muchas otras fuentes de crecimiento en el gigante asiático, no debemos olvidar este efecto.

El déficit comercial estadounidense sigue siendo muy elevado, lo que constituye una razón fundamental para mantener la debilidad del dólar. Por otra parte, la política de tipos de interés cercanos a cero en EE UU hacen poco atractivos los movimientos de capitales hacia ese país, lo que favorece un dólar depreciado. Por eso, y a pesar del enorme apetito por activos estadounidenses que tienen algunos países, por ejemplo China, no hay muchas razones que apoyen una expectativa de fortalecimiento importante del dólar en el corto plazo. Pero la situación puede cambiar en el medio plazo. El último dato de crecimiento del PIB en EE UU, referente al tercer trimestre, ha sido positivo. Es muy pronto para caer en un exceso de optimismo, pues la recuperación es frágil y todavía hay mucha incertidumbre. La estrategia de salida de las políticas expansivas será difícil, y se tendrá que hacer un ajuste muy fino. En el pasado reciente la experiencia dice que cuando Estados Unidos decide cambiar el signo de su política monetaria y empieza a subir tipos, lo hace a gran velocidad, con subidas sucesivas que terminan llevando los tipos por encima de los de la zona euro, favoreciendo así una recuperación del dólar. En esto se basan los analistas que anticipan en un período cercano a un año un cambio entre 1,2 y 1,3 dólar por euro. Pero esto puede cambiar si la inflación repunta en Europa y el celo antiinflacionista del Banco Central Europeo eleva los tipos en la zona euro.

¿Y en el largo plazo? Mientras no se reduzca de manera significativa el déficit por cuenta corriente de EE UU, seguirán existiendo razones importantes para pensar que el dólar no será tan fuerte como en el pasado. Y más aún si lenta, pero firmemente, China opta por diversificar sus reservas e inversiones hacia otras monedas y áreas del mundo. Aunque no parece un movimiento inminente. Estamos todavía en un mundo en el que la moneda principal sigue siendo el dólar, aunque la competencia esté aumentando. Si hay un movimiento, éste será lento. A pesar de que últimamente se oye hablar más de la crisis del dólar, no esperemos un colapso del dólar en el corto y medio plazo.

Gonzalo Garland. Profesor de Economía de IE Business School

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