General Motors se lo piensa mejor
Angela Merkel ha hecho todo lo que ha podido por presionar a General Motors para que le vendiese a un comprador de su agrado una opción mayoritaria de Opel. El ganador del pulso, la fabricante de componentes canadiense Magna International, prometió tratar con mimo a los trabajadores alemanes de la subsidiaria europea de General Motors. La canciller alemana prometió 4.500 millones de euros en forma de garantías del Estado para asegurarse un acuerdo que parecía cerrado días antes de las elecciones parlamentarias germanas ganadas por Merkel. Ahora GM dice que lo ha pensado mejor y se quedará con Opel. Quizá Alemania tenga que jugar un desempate.
El consejo de administración de GM ya parecía decantado a conservar Opel a principios de verano. A ello ayudó también el toque de atención de las autoridades europeas de competencia a Berlín para que no favoreciese a ningún posible comprador ofreciéndoles facilidades de financiación. El Gobierno alemán aceptó de mala gana. Ahora GM parece estar poniéndole en evidencia.
Para Opel y la industria automovilística europea, puede que abortar el acuerdo con Magna sea la mejor opción posible. La decisión debería permitir a la automovilística estadounidense reestructurar sus renqueantes unidades -incluyendo el cierre de al menos una de sus plantas alemanas- con menos interferencias de Berlín. Y GM mantendrá el control total de su tecnología en vez de compartirlo con Magna y sus socios rusos.
La presión de los políticos y sindicatos alemanes no desaparecerá de la noche a la mañana. El Estado garantiza que GM continuará demandando. A nivel político, no será fácil para una compañía estadounidense nacionalizada el asegurarse ayudas alemanas y de Reino Unido, hogar de Vauxhall. Además, GM deberá explicarle a Rusia el porqué de su cambio de opinión. La oferta de Magna estaba principalmente financiada por Sberbank e incluía grandes acuerdos de colaboración con Gaz, el grupo automovilístico ruso prácticamente en quiebra. Pero ninguno de estos temas eran realmente obstáculos insalvables. Y puede que GM sea capaz de cerrar más adelante un trato con los rusos.
Tras su sorprendentemente veloz y eficiente proceso de bancarrota, GM se encuentra hoy en una buena posición para decirle nein a las demandas alemanas. La grande de Motown debería ahora tratar de reestructurar Opel y Vauxhall guiada por sus propios principios. Y ojalá éstos sean los del libre mercado.
Pierre Briançon