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Columna
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La mala cosecha de Dole

La oferta pública inicial de Dole Food no funcionó demasiado bien. La mayor compañía mundial de fruta fresca y vegetales tasó su acuerdo por debajo de los márgenes iniciales de la oferta -aunque después se mustió rápidamente-. Entre otras preocupaciones, los inversores parecían preocupados con la deuda de Dole, bastante alta en comparación con la de sus rivales. Su actuación debería servir como llamada de atención a las firmas de capital riesgo que esperan descargarse de activos aún con un alto apalancamiento.

Dole parecía destinado a conseguir un retorno adecuado en los mercados. Sus ingresos han disminuido últimamente, pero el Ebitda ha aumentado. Una recuperación económica podría ayudar a impulsar las ventas. Además, Dole ha amortizado deuda desde que fue comprada hace seis años por su consejero delegado, David Murdock, en un acuerdo de 2.500 millones de dólares. Y había planeado emplear parte del efectivo de la oferta para desapalancar un poco más.

Pero los inversores eran aún escépticos. Algo tendría que ver el ruido que rodeaba a la oferta. Murdock también estaba vendiendo personalmente y de manera simultánea un acuerdo no relacionado de bonos convertibles, cosa que pudo confundir a los inversores. Pero eso era sólo un añadido a las preocupaciones que ya tenían los inversores acerca de la estructura de capital de Dole. Además, si las ventas de la compañía no repuntan, los accionistas no tendrán demasiado que cosechar.

Como resultado, Dole tuvo que cortar el precio de su oferta pública inicial 12,50 dólares, un 17% por debajo del tope del margen. Y las acciones cayeron hasta los 12,03 dólares. Esto pudo ser fruto de la casualidad o resultado de la confusión generada por la venta de convertibles de Murdock. Pero también pudo ser un augurio para las muchas firmas propiedad de sus propios trabajadores que exploran posibles salidas para parte de las compañías de su cartera. Puede que tengan que contener sus expectativas de conseguir inversores.

Por Lauren Silva Laughlin

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