_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Más presión fiscal, inevitable pero dolorosa

El Gobierno ha optado por presentar en el proyecto de Presupuestos para 2010 una subida selectiva de impuestos que afectará a las rentas medias, olvidando los anuncios anteriores de que se trataba de gravar tan sólo a los ricos. Este incremento de impuestos no puede ser presentado como una reforma estructural, se trata de una medida que debe conducir a una recuperación de la recaudación, por lo tanto sólo podía afectar al IVA, y tiene que afectar más a las clases medias, sólo así puede ser eficaz en términos recaudatorios.

UPTA siempre ha considerado que las cuentas públicas deben volver al saneamiento lo antes posible, pero no a costa de recortar gastos sociales. La pérdida de poder adquisitivo que conllevaría tendría efectos más negativos sobre el consumo que la subida de impuestos indirectos que ahora se propone.

No se puede desear mayor inversión pública y al tiempo proponer que disminuyan los ingresos estatales. En este contexto, quizá la subida de impuestos no sea el peor escenario, sino más bien una solución inevitable. Acudir a la emisión de mayor deuda pública tan sólo retrasaría la solución, obligaría en el futuro a una mayor presión fiscal para pagar los intereses y además nos dejaría sin los últimos cartuchos de acceso a la financiación.

El Gobierno ha acertado al compensar esta subida de la imposición en los tributos indirectos y en los de las rentas por ahorro, con una congelación en las rentas del trabajo y una disminución selectiva de las rentas por actividades económicas de personas naturales y sociedades.

La medida viene acompañada por una menor presión fiscal sobre algunas pymes y autónomos, aquellos que mantengan empleo en 2010. Para los que cotizan por el impuesto de sociedades la medida tiene poco recorrido, sólo premiar a las sociedades que hagan el esfuerzo de mantener el empleo. Para los autónomos la reducción en el rendimiento neto es buena noticia, posiblemente algo más de 300.000 se puedan beneficiar, sin embargo se quedan fuera los autónomos sin empleados y los que declaran a través de módulos objetivos, es decir, el sector mayoritario y más débil.

La decisión menos comprensible ha sido la subida en un punto del IVA reducido. Esto afecta negativamente a sectores básicos como la hostelería, el turismo y el transporte de viajeros. El IVA reducido no se había establecido casualmente, respondía a la facultad de los Estados miembros de la UE para apoyar a sus sectores estratégicos, es evidente que el turismo sigue siendo uno de los pocos sectores sobre los que podemos basar la continuidad de nuestro crecimiento.

Digerir esta subida del IVA va a resultar traumático para muchos autónomos. No serán los consumidores los que acabarán asumiéndola, sino los propios productores. Taxistas, bares o casas rurales tendrán que asumir con cargo a sus rentas el diferencial de impuestos para mantener precios competitivos.

La resignación tiene un límite, hay que buscar nuevas salidas y no acudir siempre a la solución más fácil.

Sebastián Reyna Fernández. Secretario general de UPTA España

Archivado En

_
_