Un viraje de 180 grados para la economía familiar
La gravedad y duración de la crisis trastocan el ahorro y el consumo. Cambian impuestos, precios y tipos de interés.
Era prácticamente inevitable. Los destrozos causados por la crisis pasan factura, y el Gobierno ha anunciado un aumento de la presión fiscal para mitigar el insostenible deterioro de las arcas públicas, tanto por el lado de los ingresos como de los gastos. El alza de la fiscalidad es la última vuelta de tuerca del panorama económico, que ha sufrido un giro radical desde que en verano de 2007 la crisis financiera empezó a desatarse y desde que estallase el año pasado.
La brutal destrucción de empleo es probablemente la consecuencia más devastadora. El número de parados asciende ya a 4,1 millones, lo que implica que 2,6 millones de personas han perdido su trabajo desde el tercer trimestre de 2007. La buena noticia es que el grueso del ajuste probablemente se ha producido ya a pesar de que aún quede sufrimiento por delante, puesto que el Gobierno prevé que la tasa de paro aumente en 2010.
La crisis ha traído muchas penas y pocas alegrías. El abaratamiento de las hipotecas gracias a la caída del euríbor, la bajada de precios y la mayor oferta de vivienda son aspectos positivos que se pueden destacar. Por el contrario, la caída de los tipos de interés ha anulado el rendimiento de los depósitos, al tiempo que los hipotecas nuevas aplican diferenciales más elevados que en muchos casos no reflejan el retroceso del euríbor.
El escenario para los próximos años se complica. Los tipos de interés de la zona euro no se podrán mantener indefinidamente en el 1% y las previsiones económicas hablan de más paro, además de fuertes caídas del PIB, la inversión y la demanda nacional. Un escenario complejo para las familias al que se suman ahora más impuestos sobre el consumo, las rentas del ahorro y la desaparición de la ayuda de los 400 euros para los trabajadores.
De hecho, combatir el agujero de las arcas pública se ha convertido en una prioridad. El déficit va camino de cerrar el año cerca del 9,5% del PIB y la deuda pública superará el 60% en 2010, límite recomendable para los países que desean acceder a la zona euro. Al menos, la subida del IVA anunciada coincide con un momento en el que los precios evolucionan a la baja. Una buena noticia para los consumidores puesto que la ausencia de inflación ayudará a compensar en buena mediada la subida de los impuestos.
"Está por ver si las familias se verán muy perjudicadas por la subida de impuestos pero no se descarta que el consumo se vea afectado porque las bases son débiles y ya cae a tasas del 6% interanual", dice Sara Baliñas, de AFI.
Los expertos entienden que hay que atajar la escalada del déficit pero se cuestiona si una subida de impuestos en medio de una recesión dará frutos. "Financiar los subsidios con impuestos no es sostenible puesto que no se trata de una inversión productiva. Si al subir los impuestos se limita el consumo y la producción nos podemos encontrar ante la paradoja de que no aumenten los ingresos", comenta Francisco Villalba, director del servicio de estudios de análisis económico de Andalucía.
El Gobierno ha decidio subir el IVA a partir del 1 de julio, precisamente para dar más tiempo a la recuperación económica. "La medida trata de acelerar antes de esa fecha la compra de bienes duraderos como vivienda o automóviles", explica Juan José Rubio Guerrero, catadrático de la Hacienda Pública de la Universidad de Castilla. De momento, sólo hay una cosa clara toca apretarse el cinturón.
La cifra
793 euros por hogar es lo que calcula el Gobierno que supondrán los aumentos de impuestos que ha anunciado.