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Directivos

Bolonia puede sacudir el ranking de universidades

La adaptación supone un nuevo mercado para las consultoras

La adaptación al Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), conocida como proceso Bolonia, implica, entre otros cambios, la introducción de la tecnología en las aulas universitarias, el aprendizaje a través de las prácticas y el abandono de las clases magistrales. "Hasta ahora se ha discutido mucho sobre su implantación, pero pocos han visto que es una oportunidad para las universidades, que tienen que entender que no es lo mismo adaptarse a la ley que aprovecharla para cambiar", explica Pedro Blanco, socio de la consultora Accenture. "Lo que está claro es que las universidades tienen que entrar en un proceso de modernización con unos objetivos claros". Preguntado sobre si Bolonia puede cambiar en pocos años la percepción que se tiene de las universidades o, dicho de otra manera, cambiar los rankings, Blanco cree que en un futuro no muy lejano, "las empresas pueden empezar a contratar a alumnos de una determinada universidad porque tengan más formación práctica y funcionen mejor, eso atraerá a muchos más alumnos. No hay mejor publicidad para una universidad que la empleabilidad; además, es bueno para el mercado que exista competencia".

Alumnos, profesores y procesos

En opinión de Blanco, la introducción de las tecnologías provocará cambios en la actitud del alumnado y en los procesos. "Vamos hacia un mundo más moderno, y va a pasar, como ha ocurrido con Hacienda, que el usuario se ha vuelto más exigente y no espera que se le haga todo, los alumnos de las universidades no van a ser tan pasivos, sino participativos".

Cuando Blanco habla de cambio en los procesos insiste en que sin personas no será posible ninguna modificación. "El profesor tendrá que convertirse en un usuario experto para incorporar las tecnologías al proceso educativo. Hay que gestionar el cambio de decenas de miles de profesores. Todo eso lo dice la LOU (Ley Orgánica de Universidades), pero ¿cómo se lleva a la práctica? Hace falta más presupuesto, cierto, pero aun así se pueden hacer cosas. Hay que definir el camino y las universidades que lo hagan mejor, saldrán reforzadas". Julio Revilla, presidente del Consejo Social de la Universidad de Huelva, coincide en que Bolonia introducirá competencia entre las universidades. "Conseguirá que los centros públicos tomen a los alumnos como clientes, reforzarán sus servicios para atraer al mayor número de estudiantes, que serán quienes al final decidan dónde quieren estudiar en relación a la calidad de la oferta".

Blanco, por su parte, plantea también que la adaptación a Bolonia podría poner en cuestión el mapa universitario español. "Igual deberíamos ir a un esquema en el que hubiera menos universidades públicas, pero mejores, y lo suficientemente atractivas para atraer capital humano; si hay una en cada provincia, es imposible que todas sean buenas". El socio de Accenture ve también una oportunidad para cambiar el modelo productivo español, "podríamos plantearnos ser reconocidos como país desarrollador de capital humano". En su opinión, "quizá con Bolonia la universidad privada gane terreno ahora, como ya ha ocurrido en la enseñanza primaria y a nivel de máster, donde conviven". Accenture, al igual que otras consultoras, trabaja con las universidades en la instalación de sistemas de información, como puede ser SAP para finanzas. "Es una forma de modernizar la universidad, pero ahora ya no hablamos de los departamentos de finanzas y recursos humanos, sino en bajar a ver la organización de los procesos de enseñanza, algo habitual en EE UU". Bolonia puede de esta manera facilitar la entrada de las consultoras.

España progresa adecuadamente

El grupo de seguimiento del proceso Bolonia ha calificado a España con un notable alto, "la misma puntuación que países como Francia y Alemania y por debajo de Suecia y Holanda". Según la secretaria general del Consejo de Coordinación Universitaria, Carmen Fenoll, durante una reunión sobre los consejos universitarios en Baeza (Jaén), las mejores calificaciones se centran en ámbitos fundamentales. "Se ha valorado que se esté regulando la legislación en cuanto a la estructura en ciclos" y, además, "se contempla el sistema de garantía de calidad, en el que expertos y estudiantes internacionales evalúan periódicamente la eficacia de la enseñanza". Por último, España "obtuvo también buena calificación en el bloque de sistemas que aseguran el reconocimiento del aprendizaje, en el que se evalúan puntos como el establecimiento de créditos europeos y el sistema de transferencias de los mismos", según la experta. No obstante, Fenoll afirma que España "debía mejorar" la ratificación del Convenio de Lisboa sobre el reconocimiento de títulos en los diferentes países europeos, "sólo es una cuestión formal, porque el Consejo de Ministros ya ha puesto su firma en el convenio".En este bloque también se califica "negativamente" el grado de implantación del suplemento europeo al título (documento en el que se detalla lo que el estudiante ha aprendido durante su periodo académico), pues "muchas universidades no lo hacen aún, o sólo lo hacen cuando se les solicita expresamente, no siendo siempre gratuito en todas partes".

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