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Tribuna
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De la teoría a la práctica

El nombramiento de Ben Bernanke como gobernador de la Reserva Federal en 2006 vino acompañado de una gran reto (sustituir al maestro Greenspan) y de dos críticas. Por un lado, su excesivo perfil académico con poca experiencia en los mercados financieros y, por el otro, cierto sesgo de "palomo" respecto a la inflación. Tal vez por esto último en sus primeras semanas al frente de la Fed pudimos ver cierta "sobreactuación" de Bernanke. Parecía tratar de convencer de que sería inflexible a la hora de evitar el riesgo de repunte de la inflación vinculado a la acumulación de 2 años de crecimiento del PIB a tasas medias del 3,5% y de un petróleo que batía máximos (70 dólares).

La advertencia de que la inflación debía medirse anualizado la variación de los últimos 3 meses (lo que arrojaba valores por encima del 4%) provocó un repunte de la TIR del T-Note a 10 años hasta el 5,25% (desde el 4,50%) nivel en el que situó el tipo de referencia en junio de 2006. Meses después pudimos comprobar que el riesgo no era la inflación sino el efecto perverso de esa subida de los tipos de interés. ¿Fue un error? Tal vez, aunque se puede decir que esta fue "la herencia envenenada de Greenspan", quien no debió haber bajado de forma tan intensa (2003) ni haber tardado tanto en subir los tipos (¡qué fácil es decirlo ahora!).

Poco más se le puede criticar, en mi opinión, a Bernanke, salvo que descubramos actuaciones incorrectas cuando sepamos con exactitud lo que pasó el fin de semana de la quiebra de Lehman Brothers. Aunque todavía no podemos dar por resuelta en su totalidad la crisis financiera, no cabe duda de que es, junto con Gordon Brown, uno de los grandes autores intelectuales de las medidas tomadas contra la misma.

Señalaba al principio que una de las críticas recibidas cuando accedió al cargo era su perfil académico. Hoy, la situación es la contraria: es su gran fortaleza. Qué gran suerte contar al frente de la Fed con un experto en las dos más importantes crisis económicas del siglo XX provocadas, precisamente, como la actual, por una crisis financiera: la Gran Depresión en EEUU y la crisis japonesa de los noventa. Bernanke ya había defendido en los años anteriores la necesidad de actuación anticipada y contundente por parte de las autoridades monetarias, en forma de reducción de los tipos de interés y de aumento de la oferta monetaria.

Pero pasar de la teoría a la práctica tuvo un serio inconveniente: la débil solvencia del sistema financiero provocó un hundimiento del multiplicador monetario, lo que hacía inútil cualquier expansión de la base monetaria por parte de la Fed. No funcionaba la correa de transmisión de la política monetaria y el "mecánico" Bernanke tuvo que idear medidas no convencionales que incluyeron, entre otras, el rescate de varios bancos, agencias hipotecarias y una aseguradora, la compra de deuda pública en mercado secundario y una versión del quantitative easing, el credit easing.

En definitiva, utilizar el balance de la Fed para evitar la crisis financiera y minimizar su impacto sobre el PIB. Es obvio que las medidas han sido diseñadas por un amplio elenco de personas (y no sólo en EE UU), pero Bernanke ha jugado otro papel imprescindible que personalmente he echado en falta en otras personas claves en esta crisis: credibilidad, capacidad de comunicación de las medidas tomadas y valentía para adoptar las más polémicas.

En conclusión, considero que Bernanke merece la reelección como gobernador de la Reserva Federal por el trabajo desempeñado hasta ahora ahora, porque no fue posible anticipar la crisis y porque debe continuar con la tarea. Su siguiente reto será ir corrigiendo las medidas adoptadas desde agosto de 2007, es decir, diseñar e implantar la denominada exit strategy. No es labor fácil, ya que debe hacerlo a un ritmo tal que impida crear nuevos desequilibrios (repunte de la inflación, del tramo largo de la curva de tipos o la depreciación del dólar) pero, al mismo tiempo, evitar una recaída del ciclo económica. Pero esto es lo atractivo del fino "arte" de la política monetaria.

David Cano. Socio de Afi y director general de Afinet Global

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