El 'low cost' sigue ganando terreno
Es imparable el proceso por el que las compañías aéreas de bajo coste le ganan terreno a las tradicionales. Sus precios generan un poderoso influjo sobre unos clientes cada vez menos dispuestos a pagar por algo más que no sea un asiento en el que viajar de un lado a otro. En julio, más de la mitad de los extranjeros que entraron en España por avión lo hicieron en compañías low cost. Lógicamente, en los meses de verano el porcentaje aumenta, pues los turistas cobran peso frente a otros viajeros más propensos a contratar una compañía aérea que preste mayores servicios. Pero el turismo quiere ahorrar cada vez más en el avión. Se ha acostumbrado a ello, y el fenómeno parece irreversible.
España recibe cada año cerca de 60 millones de visitantes, y la mayoría llegan en aerolíneas de bajo coste, un negocio que se reparten empresas foráneas. Sorprende que no haya surgido una low cost española fuerte para tomar parte del pastel. Los destinos más demandados dependen de compañías extranjeras, que los eligen bajo estrictos principios de rentabilidad. Canarias lo sabe bien, pues no recibe suficiente oferta de este tipo de aviones, lo que se convierte en un hándicap para el crecimiento de su turismo. Ciertas dependencias son un riesgo que no se explica en una potencia turística como España.