Examen de la apuesta española
La economía está más débil que el resto, pero la clave se encuentra en los próximos trimestres.
A primeros de julio pasado repasaba la positiva evolución de los fondos que invierten en renta variable española con respecto a sus principales colegas europeos desde el inicio de la crisis. Analizaba las posibles causas y los factores que pueden influir en la misma e invitaba a realizar un seguimiento puntual y exhaustivo de los datos que se vayan conociendo en los próximos meses y trimestres.
La importancia del asunto es grande ya que las carteras de inversión en España, desde los segmentos de banca personal y banca privada como a los fondos de pensiones y todas las carteras institucionales en general tienen un fuerte sesgo o ponderación hacia renta variable nacional. No sólo eso, existe un buen número de fondos de inversión domésticos de renta variable europea o global donde en realidad el peso de las acciones españolas es mucho mayor que por capitalización bursátil le corresponde. En los últimos quince años (y desde más atrás) este sesgo nacional ha funcionado a nivel de resultados ya que la Bolsa española se ha comportado sensiblemente mejor que la mayoría de mercados bursátiles desarrollados. Sin embargo, ahora se plantea si mantener una ponderación tan elevada hacia los activos nacionales en los próximos años pudiera no ser una decisión acertada.
Datos de PIB
En los últimos días se han conocido datos de crecimiento del PIB para el segundo trimestre, datos de inflación de julio y otros que aportan lo que pudieran ser quizás los primeros signos de que la favorable tendencia de los últimos años pueda estar llegando a su fin.
Los datos del PIB para el segundo trimestre en España y la zona euro arrojan una pista que no se producía desde primeros de la década de los noventa del siglo pasado. Mientras que el PIB del segundo trimestre se redujo en un 0,9% con respecto al primero en España, la caída fue de sólo un 0,1% para el conjunto de la zona euro. Nuestros dos principales países de referencia en el área, Alemania y Francia, incluso se expandieron un 0,3%. En EE UU el PIB preliminar apunta a una modesta caída de un 0,2% o 0,3%.
Este dato supone un cambio cualitativo en cuanto a que un diferencial así en contra de España no se conocía desde hace muchos años. Incluso más significativo es que hasta ahora y a pesar de la crudeza de la crisis, los datos de crecimiento económico de España se habían venido comparando favorablemente con respecto a los principales países desarrollados. Entramos en recesión más tarde y aunque la violencia de la desaceleración ha sido especialmente dura, ya que partíamos de un punto de partida más alto, la caída del PIB en términos interanuales seguía y sigue siendo más moderada que en EE UU, Reino Unido o Alemania por ejemplo. Sin embargo, los datos del segundo trimestre apuntarían a la tesis que defiende una mayoría de analistas de que España saldrá más tarde de la recesión. La clave estará no en salir más tarde sino en recuperar en los próximos trimestres unos niveles de crecimiento similares o superiores a los de nuestros vecinos. Lo contrario significaría decir adiós a esa envidiable posición que España ha venido disfrutando desde mediados de los noventa.
Por ello, los próximos trimestres serán claves para ver por dónde va la tendencia. La siguiente cuestión que se plantea es hasta qué punto el inicio de un periodo de comportamiento económico relativamente inferior se reflejaría de manera igualmente negativa en los mercados bursátiles nacionales. æscaron;ltimamente se viene escuchando con asiduidad que el buen comportamiento relativo de la Bolsa nacional durante la actual crisis se debe al hecho de que una parte muy importante de los ingresos de las empresas pertenecientes al Ibex 35 provienen del extranjero. Buena parte de esos ingresos exteriores provendrían de países emergentes que han disfrutado de una situación económica más favorable. Así, el mejor comportamiento bursátil se debería a este factor y no a unas mejores perspectivas para la economía española (existe alguna evidencia de que el comportamiento de la Bolsa de un país puede anticipar su desenvolvimiento económico).
Sin embargo, los datos que dispongo señalan que mientras en España alrededor del 50% de las ventas del conjunto de empresas del Ibex provienen del extranjero esta cifra se eleva al menos a las dos terceras partes en el caso del Cac 40 francés o el Dax alemán. ¿Significa ello que podemos estar de enhorabuena? Me temo que la respuesta no está clara ya que Santander y BBVA pueden estar reflejando simplemente el hecho de que son de los pocos bancos grandes a nivel mundial que salen casi intactos de la gran crisis financiera y Telefónica una buena gestión y su exposición a Latinoamérica. Estos tres valores mueven el Ibex en gran medida. Además, existen demasiados factores para usar un argumento tan simplista. En mi opinión sólo nos queda esperar unos trimestres más y entonces actuar en consecuencia y con diligencia.
Juan Manuel Vicente. Director de análisis de Lipper
Evolución durante la crisis
Los fondos de Bolsa española sufrieron una caída similar desde los máximos de octubre de 2007 a la de sus principales colegas europeos como Alemania y Francia y así lo reflejan los índices de Lipper en el gráfico adjunto.
Sin embargo, la recuperación desde los mínimos de marzo ha sido mucho más destacada dejando el saldo final de la crisis en positivo por el momento.
Existen dudas razonables de que el diferencial positivo se pueda seguir expandiendo aún más en el futuro.