El 70% de la deuda de los hogares de la zona euro es hipotecaria
La evolución de la financiación de la vivienda ha sido uno de los aspectos más analizados por el Banco Central Europeo por la trascendencia que tiene sobre la economía real. De hecho, el último informe del BCE llama la atención sobre cómo a finales de 2008 la deuda hipotecaria de los hogares europeos representaba el 70% de todo su pasivo y supone un tercio del total del crédito.
Hacer frente a la compra de una casa suele ser la operación financiera de mayor envergadura que un hogar acomete a lo largo de su vida y dependiendo del porcentaje de renta que deba destinar para pagar las cuotas, así será su nivel de consumo en otros bienes y su capacidad de ahorro. El BCE acaba de publicar un análisis sobre el peso que tiene el crédito hipotecario en la zona euro y cómo persisten las diferencias entre países.
Desde el inicio de la Unión Monetaria, en 1999, hasta 2007, los países de la zona euro han vivido una de las etapas de mayor prosperidad económica de los últimos tiempos y en algunos países como España o Irlanda, el último boom inmobiliario ha tenido mucho que ver en el crecimiento de la actividad.
Tanto es así, que la deuda hipotecaria de los hogares de la zona euro representaba aproximadamente el 70% del total de sus pasivos financieros a finales de 2008, lo que supone un aumento de unos 20 puntos porcentuales respecto a los niveles de principios de los noventa.
Y es que la tasa de crecimiento anual de los préstamos concedidos por las instituciones financieras a los hogares para la adquisición de vivienda se mantuvo en cifras de dos dígitos de 1999 a 2008 en un promedio del 11,5%.
Esta locura compradora de inmuebles impulsó, además, el endeudamiento de los hogares por préstamos para adquisición de vivienda desde cerca del 25% del PIB nominal a comienzos de 1999 hasta el 40% en el cuarto trimestre de 2008. Es más, en términos agregados, los préstamos concedidos para comprar casa constituyen cerca de un tercio del total del crédito otorgado por las entidades financieras.
¿Por qué analizar estas variables? El BCE admite que el aumento del endeudamiento de los hogares, aunque pueda considerarse como una reacción justificada a la relajación de las restricciones al crédito, puede tener importantes repercusiones macroeconómicas. Así, su mayor o menor nivel de endeudamiento se utiliza para medir el grado de vulnerabilidad de las familias ante cualquier cambio en la política monetaria, lo que a su vez influye en la estabilidad del sector financiero, y ésta de nuevo en los hogares, ya que las entidades de crédito son los mayores prestamistas de las familias.
Los últimos recortes del precio oficial del dinero han permitido que la carga por intereses que pagan los hogares en la zona euro haya comenzado a bajar vertiginosamente a partir de mediados del pasado año, cuando llegó a superar el 4% de la renta bruta disponible hasta cerrar 2008 en el 3,6%, lejos del mínimo del 2,25% alcanzado en 2005.
æpermil;sta es, sin duda, una buena noticia porque constituye una relajación del grado de esfuerzo que tienen que hacer los hogares para comprar una casa, lo que redundará también en sus otros compromisos de gasto y en el consumo y ahorro futuros del conjunto de la economía.
Como contrapartida, y dado que los precios de las casas vienen sufriendo desde 2007 un ajuste gradual, la mala nueva es que la riqueza inmobiliaria neta de los hogares se ha estancado, después de la carrera alcista iniciada en 2000. Justo antes de la crisis llegó a representar el 375% del PIB de la eurozona.
Hacia un único mercado hipotecario
Uno de los aspectos sobre los que llama la atención el BCE es la considerable heterogeneidad que persiste entre los distintos mercados hipotecarios. Así, en la zona euro, los créditos para adquisición de vivienda a tipo de interés variable o fijos por un periodo de hasta un año representaron en 2008 el 38% de todos los nuevos préstamos con garantía hipotecaria. Esta participación ha disminuido con respecto al pico alcanzado en 2004, cercano al 60%, y ha vuelto a aumentar recientemente, lo que indica que las modificaciones de los tipos de interés están influyendo en la elección del periodo de fijación del tipo de interés, aunque no es el único factor relevante. Tampoco son los mismos plazos de amortización en unos países que en otros. El BCE defiende que una mayor integración de los distintos mercados hipotecarios beneficiaría a las familias y fomentaría la competencia entre entidades.
Crecimientos mínimos de las hipotecas en España por la recesión
La fuerte destrucción de empleo que azota a la economía española y el endurecimiento de las condiciones de acceso al crédito han provocado que los préstamos para adquisición de vivienda estén creciendo a una tasa históricamente baja del 0,9% anual el pasado mes de junio, según los últimos datos disponibles.Estas cifras contrastan con los fuertes avances registrados en los últimos años de boom inmobiliario. De hecho, 2006 cerró con un avance del 20,4% sobre el año anterior. Así, la deuda hipotecaria de los hogares españoles en junio pasado ascendía a 670.112 millones de euros, el 73,8% de todo el pasivo financiero de las familias, ligeramente por encima de la media del 70% de la zona euro. A finales de 2008 (fecha en la que acaba el estudio del BCE) dicha proporción era prácticamente idéntica, pese a que el total de deuda hipotecaria era levemente superior, con 673.154 millones. Si se compara la deuda hipotecaria de los hogares con el total del crédito concedido por las entidades financieras en España, la proporción en junio de este año era del 26%, por debajo del tercio que representan las hipotecas en el conjunto de países de la zona euro. Los expertos sostienen que hasta que no mejoren significativamente las perspectivas del mercado laboral en España, las familias no recuperarán la confianza y con ello sus niveles de consumo y demanda de crédito previos a la crisis.Menos plazo e importeLa crisis ha propiciado que los demandantes de préstamos hipotecarios estén ajustando no sólo el importe medio del crédito (que según el INE cae ya a un ritmo del 14,4%), sino también los plazos de amortización. Frente a duraciones medias de casi 30 años, ahora lo normal son 25.