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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Trichet exige más capital a la banca europea

Los bancos deberían hacer su trabajo, que es prestar". El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, reiteró ayer esta petición a las entidades financieras, tras mantener los tipos de interés en el 1%. Según el banquero francés, el organismo que lidera ya ha hecho sus deberes, y con éxito. Y apuntó las tres grandes medidas aprobadas hasta ahora para normalizar el mercado financiero: tipos de interés al 1% -que se mantendrán en los próximos meses-, subastas de liquidez ilimitada para que no se agote el flujo dinerario hacia las entidades financieras y, en tercer lugar, las compras de bonos garantizados (conocidas en España como cédulas hipotecarias) que contribuyan a reactivar los mercados de deuda y revalorizar los activos deteriorados. Todo apunta, según Trichet, a que son mimbres suficientes para que las entidades financieras empiecen a normalizar el crédito a las familias y empresas para volver a consumir e invertir.

Pero la recuperación del crédito no es la única tarea que el presidente del BCE ha puesto a la banca. También ha sugerido, como cuestión previa, que la recapitalización del sistema no ha culminado y le exige que amplíe su capital con el fin de "reparar los daños" que ha sufrido. El fortalecimiento de los recursos propios de las entidades contribuiría a la recuperación de la maltrecha credibilidad del sistema financiero. El interbancario volvería, así, a funcionar cuando regrese la certeza de que las entidades están lo suficientemente saneadas, lo que implica que sus balances están limpios de activos tóxicos y su capital se haya reforzado.

Trichet estuvo acertado en sus sugerencias a la banca, pues en estimaciones del BCE, los préstamos al sector privado en la zona euro descendieron un 1,5% en junio en términos interanuales. Algo especialmente preocupante, pues hasta que el sistema financiero no se recupere, cualquier medida que se adopte desde los Gobiernos puede ser inútil, mientras el daño en el tejido productivo y en el empleo se extiende lentamente.

Problemas que afectan notablemente a España, donde ya hay más de cuatro millones de parados según la EPA y se han cerrado más de 300.000 empresas. Y aunque el sistema financiero español ha soportado mejor la crisis, la evidencia es que el grifo crediticio se ha cerrado también para la economía nacional. En junio, el crédito hipotecario creció un 0,9%, algo desconocido, y el de consumo incluso decrece un 1%.

Obviamente, ni el BCE, ni el Banco de España ni el Gobierno pueden obligar a la banca a prestar. Después de todo los riesgos los asumen las entidades. De hecho, los altos niveles de morosidad (4,56% en mayo) exigen prudencia. Sin embargo, un estrangulamiento financiero sometería al sistema a un quebranto irreparable. Por tanto, antes o después se deber romper esta espiral e ir facilitando el acceso al crédito a hogares y empresas, que por otro lado, tampoco están muy por la labor de endeudarse con la alegría de años atrás. Quizá, por eso, si se quiere salir de la recesión hay que poner esmero en apoyar a aquellos que estén dispuestos a demandar crédito.

Y parece llegado el momento si la situación económica se estabiliza. El responsable del BCE se mostró ayer más optimista y cree que la recuperación podría producirse lentamente a lo largo de 2010. Para entonces, la banca debe prestar con normalidad -como sugiere Trichet-, lo que implica también volver, desde las entidades y desde los supervisores, a unos controles de riesgo que nunca debió abandonar. Afortunadamente, la española -impulsada por el Banco de España- ha sido más cautelosa en este aspecto, con algunas excepciones ligadas a la promoción inmobiliaria.

Además, tiene a su favor que ya se empiezan a notar síntomas de mejoría en los mercados monetarios internacionales. El de deuda es un ejemplo como muestra el estrechamiento entre el diferencial del bono español con el alemán que ha pasado de 130 puntos básicos a 55 en menos de medio año. No obstante, para contribuir a la vuelta de la normalidad crediticia, los Gobiernos deberían acelerar las reformas tanto en regulación como en supervisión financiera. La zona euro va claramente rezagada en esta carrera frente a Estados Unidos o Gran Bretaña. También aquí, hay que hacer un esfuerzo si se quiere que el dinero vuelva a aguas más tranquilas.

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