Credit Suisse también se crece
No ha sido fácil igualar la capacidad de Goldman Sachs y JPMorgan para aguantar la crisis. Credit Suisse se las ha arreglado para conseguirlo. El grupo suizo ha tirado de músculo para entrar entre los grandes gracias a los sólidos resultados logrados por segundo trimestre consecutivo.
En ciertos aspectos, el segundo trimestre no ha sido tan bueno como el primero. El beneficio neto cayó un 22%, hasta 1.600 millones de francos suizos (1.100 millones de euros), y la rentabilidad de los recursos propios se redujo en cinco puntos, quedándose en un 17%. Las cifras siguen siendo impresionantes, pero aun así sólo cuentan una parte de la historia.
La reducción de los diferenciales de crédito sobre su propia deuda -un ejercicio de contabilidad perverso- redujo en 1.100 millones de francos suizos el beneficio. La entidad también desembolsó 500 millones de francos suizos para deshacerse de los dolores de cabeza que le trajo la chapucera compra de la química Huntsman. Si se tienen en cuenta estos números, Credit Suisse tuvo un semestre equiparable al de Goldman, habiendo asumido un riesgo considerablemente menor.
Los ingresos del negocio de banca privada fueron mayores en el segundo trimestre que en el primero, y tanto la entrada de fondos como los márgenes de beneficio aumentaron. Pero la responsable del crecimiento es la banca de inversión. Los ingresos por el negocio de bonos y acciones se doblaron, y el banco ganó cuota de mercado en varios sectores, incluyendo corretaje y cambio de divisas. Eso es un gran logro, pues Credit Suisse lleva décadas intentando romper su techo en el negocio de banca de inversión.
Pero Credit Suisse ha tenido una buena crisis. Brady Dougan, el presidente, fue rápido deshaciendo posiciones arriesgadas. Redirigió el banco al negocio del trading para clientes. Tener un ratio Tier-1 del 15,5% ayuda.
Hay desafíos a la vista, que se harán notar cuando el volumen de negocio y los diferenciales se estrechen. Entonces Dougan tendrá que decidir si debe asumir más riesgos. Y Credit Suisse se enfrentará a una verdadera prueba de fuego para mantenerse arriba.
Por Jeffrey Goldfarb