La banca que resistió la embestida de la crisis
El sistema financiero canadiense ha sorteado las turbulencias por su prudencia en el crédito y una supervisión estricta.
Una banca de toda la vida. Una banca de sota, caballo y rey. Esta es la principal característica del sistema financiero canadiense y, en los actuales tiempos de tribulación, su principal virtud. Los grupos de Canadá han sorteado con razonable soltura los vaivenes de estos dos años. Ni la cercanía geográfica con EE UU-epicentro de las sacudidas- ni los fuertes vínculos comerciales que unen ambas naciones han provocado daños irreparables.
"Hace una década, ninguno de los cinco principales bancos canadienses figuraba entre las 50 mayores entidades del mundo por capitalización.Hoy, están todos". Así de rotundo se mostraba James Flaherty, ministro de Finanzas canadiense en un encuentro reciente con miembros de la prensa europea celebrado en Ottawa. "Nuestro sistema ha sido criticado por ser aburrido o tímido. Al final ha resultado que ser aburrido es bueno".
El éxito de la banca canadiense es resultado de un cúmulo de factores. Su primera virtud fue que la llegar la crisis bien capitalizado. Mientras las entidades europeas anotaban ratios de capital Tier I en torno al 6%, las canadienses rondaban el 8%. Además, un 75% de sus recursos eran acciones ordinarias. Esta proporción se ha rebajado algo tras un proceso generalizado de emisión de preferentes realizado el pasado invierno. A cambio, su Tier 1 ha mejorado. Al cierre de 2008, las seis mayores entidades oscilaban entre el 9,53% (Scotiabank) y el 10,56% (Royal Bank of Canada).
Otro elemento crucial fue el papel del supervisor. Al contrario que en EE UU donde las responsabilidades de control están fragmentadas geográficamente, en Canadá la Oficina del Superintendente de Instituciones Financieras (OSFI, en inglés) controla los bancos de todo el país. Además, como recuerda Sherry Cooper, economista jefe de Bank ofMontreal (BMO) en Toronto, "el sistema está basado en principios, no en las normas. No sólo se aplica la letra de la ley, sino el espíritu de la regulación".
En contraste con sus pares occidentales, los bancos canadienses no se han apalancado en exceso. Su proporción de deuda sobre capital era de 20 a 1, frente al 35 a 1 de las entidades estadounidenses o de más de 40 a 1 en las europeas.
Un elemento que juega a favor es que, como bien recuerda Terry Campbell, vicepresidente de la Asociación de Banqueros Canadienses (CBA), las grandes entidades se asientan en un potente negocio minorista. A pesar de su gran extensión, tienen presencia en todo el país. Sus oficinas cubren desde el Atlántico al Pacífico.
El sector financiero muestra, además, una fuerte concentración. Aunque hay unos 60 bancos en el país -a los que hay que sumar las cooperativas-, las seis primeras instituciones reúnen más del 90% de los depósitos y los créditos. Además, el Gobierno está contento con esta situación. "No es una prioridad para no sotros permitir [nuevas] fusiones entre bancos. Así se mantiene la competencia", anota el ministro Flaherty.
En Canadá un único accionista puede tener, en principio, sólo un 10% de un banco. O como mucho, puede alcanzar el 20% si logra el visto bueno de la Administración. Esta limitación mantiene alejados a los depredadores foráneos. La presencia de la banca extranjera en Canadá es residual.
Con todo, el sector no está exento de desafíos. Grant Rasmussen, presidente de UBS Gestión de Patrimonios en el país, señala que "las pérdidas crediticias crecerán. Sobre todo por la exposición al sector de la automoción".
Julie Dickson, responsable del supervisor, reconoce que "en una recesión profunda hay que prestar mucha atención al riesgo de crédito. Esperamos que haya impagos. Esa es nuestra principal preocupación ahora mismo". De momento, la mora total de las principales entidades ronda el 1%.
Hipotecas a prueba de balas
Una peculiaridad del sector financiero canadiense es su sistema hipotecario. Al igual que en España, las entidades deben retener en balance los créditos que conceden. Sin embargo, cuando un préstamo excede en un 80% el valor de tasación del inmueble, el solicitante debe contratar un seguro de impago.El coste de la póliza asciende al 0,5% del importe del crédito si éste no alcanza el 95% del valor de tasación. Superado este porcentaje, la prima se incrementa hasta el 2,5%. Aún así, no es posible cubrir préstamos cuyo plazo de amortización supera los 35 años.Los seguros son ofrecidos por la Corporación Canadiense de Hipotecas y Vivienda (CMHC) -decarácter público-, Genworth Financial y AIG United Guaranty. Gracias a este esquema y a que los prestatarios responden de sus deudas con todos sus bienes, las hipotecas con problemas de pago no llegan al 0,40%. Otro elemento clave es que la compra de vivienda no desgrava fiscalmente. Esto modera la especulación.