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Motor

Las agencias de calificación desconfían de los fabricantes de automóviles

Los fabricantes de automóviles están en el punto de mira de las agencias de calificación. El último en sufrir rebajas ha sido Renault, pero los organismos avisan de que habrá más, dado que el sector sigue "bajo presión".

Las calificaciones de las grandes automovilísticas enfilan la cuesta abajo. La última compañía en sufrir rebajas de ratings ha sido Renault, que ahora está en BB para Standard & Poor's, nota que hunde a la compañía presidida por Carlos Ghosn por debajo del grado de no inversión. Esta rebaja se explica por la previsión de una débil demanda de automóviles en Europa en 2010, similar a la de 2009. La marca gala concentra en el viejo continente el 60% de sus entregas. "Creemos que este factor seguirá penalizando los resultados de Renault", aseguró S&P. Las principales agencias de rating, no obstante, cuentan con que haya más degradaciones en las próximas semanas. La primera de ellas podría ser Nissan, también presidida por Ghosn, que se puede ver afectada por la rebaja de su socio.

Bajo presión

Y es que ni Moody's ni S&P ni Fitch ven al sector (y a sus principales actores) para muchas alegrías. Moody's asegura que las calificaciones de las automovilísticas "seguirán bajo presión, debido tanto a la menor rentabilidad y la menor capacidad de generación de caja". Además, cuenta con que las ventas globales caigan en torno a un 13% este año, con el mercado de EE UU liderando la caída con un declive del 24%. Para Europa occidental, la agencia prevé un descenso del 11%.

Fitch tiene una opinión parecida. La organización estima que las perspectivas para la industria europea "seguirán siendo difíciles en los próximos 18 meses, dado que está experimentando uno de las caídas más pronunciadas de su historia". Fitch, en todo caso, avisa de que no todas las compañías se verán afectadas de la misma manera.

De esta manera, en los últimos seis meses, Moody's ha rebajado las calificaciones a compañías hasta ahora casi intocables como Toyota, que ha perdido el puesto de honor a los ojos de la agencia, la triple A, tras caer a Aa1. Anteriormente, también había degradado la deuda a largo plazo de Renault. Fiat también sufrió una corrección por parte de Moody's, movimiento que situó a la multinacional italiana en la consideración de bono basura. En ambos casos, la escasa capacidad de generar caja fue determinante.

Standard & Poor's, por su parte, rebajó el pasado día 19 la calificación de Daimler de BBB+ (calidad aceptable), frente a la anterior calificación de A-. La agencia también ha decidido poner a Volkswagen y a Porsche en vigilancia (la antesala a cualquier rebaja) debido a las dudas que suscita su proceso de integración. El mayor fabricante de coches tiene una buena calificación, exactamente de A-. El organismo también ve con dudas la integración de Fiat con Chrysler, a resultas de la cual rebajó a finales de marzo a la compañía italiana al grado de no inversión. GM y Ford hace tiempo que son considerados como bono basura para la institución.

Fitch ha mantenido invariada en BBB+ la calificación de Daimler, aunque ha rebajado su perspectiva a negativa, lo mismo que Volkswagen. Fiat, Renault y Peugeot también han sufrido rebajas de rating.

Más dificultades para obtener financiación

Una rebaja de la calificación supone una mala noticia para cualquier compañía en condiciones normales. En una época de contracción crediticia como la actual, una degradación puede tomar tintes trágicos, dado que dificulta la capacidad de endeudamiento. Además, las rebajas obligan a pagar más para devolver los bonos que ya hay ya tiene emitidos e, incluso, hace más complicado encontrar nuevos accionistas o mantener los actuales.Toda empresa cotizada cuenta con una calificación, que otorgan agencias independientes, sobre todo Standard & Poor's, Moody's y Fitch. Esta calificación, conocida por el vocablo inglés rating, valora la solvencia de la empresa, y la capacidad de hacer frente a sus deudas y compromisos al corto y al largo plazo.Las agencias han establecido un umbral por debajo del cual se desaconseja la inversión. Es lo que se llama bono basura. Una compañía que tenga esta consideración se ve obligada a pagar más intereses a los bonistas para compensar este riesgo añadido.

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