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Tribuna
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Empleo y modelo económico

En la economía el factor emocional juega un papel muy importante, según Matteo Motterlini. Cuando el paro sube es una mala noticia; sin embargo, debemos reconocer que si baja es siempre una buena noticia que implica cierta dosis de optimismo en general. Según el Servicio Público de Empleo Estatal, el mes de mayo disminuyó en 24.741 desempleados (-0,68%), lo que se debe valorar muy positivamente.

Por Comunidades, sólo aumenta el paro en Canarias, Madrid y Valencia, mientras que desciende en todas las demás.

Según la Seguridad Social, en mayo se produce un aumento de 69.304 afiliados ocupados, recuperando así la pérdida de los tres meses anteriores.

Por sectores de actividad, se registran los mayores aumentos en hostelería (35.809) y actividades sanitarias y servicios sociales (10.294). Hay que destacar la construcción, que después de muchos meses perdiendo afiliados, éstos aumentan en 4.881. Por el contrario, se perdieron afiliados en industria manufacturera (-8.789) y comercio (-5.943).

En el mes de mayo, se han visto indicios de recuperación en los datos del paro. Uno de los factores que ha contribuido al descenso del desempleo son los planes urgentes de choque puestos en funcionamiento por el Gobierno. Es el caso del Fondo de Inversión Local (8.000 millones de euros) para la creación de empleo. Hay que añadir los 2.836 millones de euros de fondos transferidos a las autonomías para gestionar programas de empleo, formación y mejora de los servicios públicos de empleo. Estas medidas han sido un alivio para evitar la destrucción del empleo y el aumento del paro.

La crisis económica actual no tiene nada que ver con el modelo de mercado laboral. El debate de la reforma laboral no se debe centrar únicamente en la reducción del despido y la congelación salarial. En una economía en la que cerca de la mitad de la población es mileurista el problema no es precisamente su elevado nivel salarial. La situación del mercado laboral se ha visto agravada por el negocio inmobiliario y el actual modelo de crecimiento económico que se ha centrado en sectores poco productivos. Somos uno de los países de la UE con más empleo en ocupaciones que no requieren cualificación (10% de la población ocupada).

Para responder a las exigencias de un mercado laboral suficientemente cualificado existe un amplio consenso en la mayoría del conjunto de la sociedad española en reorientar nuestro modelo económico productivo, tal y como propuso el presidente del Gobierno en el último debate sobre el Estado de la Nación. El actual consenso no parece suficiente para generar el empleo que demanda nuestra población activa. En los ciclos expansivos crea más empleo que la media europea, y cuando el ciclo es negativo destruye más empleos que los demás socios europeos. Es, pues, el modelo productivo el que condiciona el empleo.

Hemos tenido un modelo de crecimiento especialmente vulnerable apoyado en el uso intensivo de trabajo precario y poco cualificado y debemos reorientarlo para conseguir un desarrollo más sostenible. Necesitamos una economía menos concentrada y dependiente del ladrillo, favorecedora de empleos cualificados y que mejore la competitividad mediante inversiones en I+D+i. Hay que recordar que la inversión en viviendas supuso el 18% del PIB en 2007, porcentaje superior al del resto de la UE. En este sentido, Keynes decía: "Cuando los hechos cambian yo cambio. ¿Qué hace usted para cambiar?".

Nos hemos especializado en actividades intensivas en mano de obra barata y no cualificada, pero ya existen los países emergentes que producen más barato que nosotros. Según M. Porter debemos abandonar nuestra estrategia basada en costes bajos por una que tenga en cuenta la diferenciación del producto y que haga hincapié en la innovación para permitirnos alcanzar ventajas competitivas sostenibles. La estrategia de diversificación también es un factor muy importante para minimizar los riesgos. Ya se sabe que nunca es conveniente poner todos los huevos en la misma cesta.

La gestión del cambio de modelo productivo y de gestión de las empresas es esencial para la consecución de mayores tasas de productividad. Con ello ayudaremos a nuestras empresas a hacer frente a la competencia internacional y obtener mejores niveles de prosperidad de la economía española. Si el mundo cambia debemos cambiar. Y al final lo que sucede en la economía es el resultado del comportamiento de las personas y de las empresas, por lo que es necesario alcanzar un acuerdo político y social entre organizaciones empresariales y sindicales para abordar un cambio paulatino y serio del modelo productivo.

Vicente Castelló. Profesor de la Universidad Jaume I

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