Transporte intermodal
No deberíamos escuchar que la demanda de transporte aéreo de pasajeros ha caído un 30% por efecto de la crisis y permanecer impasibles. ¿Acaso la crisis hace que las necesidades de desplazamiento sean menores? En el segmento vacacional puede que sí, pero en el de los negocios debiera ser al contrario, al incrementarse la actividad comercial entendida como inversión a futuro. Y sin embargo, se constata que nos desplazamos menos ¡para aligerar costes! Curiosa contradicción.
La necesidad de transporte acerca a los usuarios en una sociedad cada vez más compleja desde el punto de vista relacional. Otros mercados, como las telecomunicaciones, ganan la partida alternativa, y el sector de los transportes debe adaptarse a esta nueva realidad. Pasemos de una demanda específica (modo de transporte) a una demanda más genérica (necesidad de transporte), que es lo que en esencia necesita quien se ve abocado a desplazarse. No parece lógica la falta de coordinación en los modos de transporte de viajeros, que hace que en épocas de descensos acentuados de demanda todos los operadores pierdan dinero y sigan compitiendo entre ellos. Ninguno de ellos llegará a dominar el panorama imponiendo su oferta.
Tres son los modos principales, aéreo, ferroviario y por carretera, además del marítimo o fluvial, y todos ellos presentan sus particularidades, precisan de costosísimas infraestructuras esenciales y complementarias de acceso, viabilidad e interconexión. Casi todos compiten en el mercado, pero todos ellos sufren y pierden al no tener sus riesgos diversificados.
En lugar de pensar en ganar definitivamente al pasajero frente a otras modalidades de transporte, todos los operadores deben pensar en transportar al pasajero de forma competitiva y eficiente, compitiendo en aquellos segmentos de negocio donde la rentabilidad lo aconseje, y cooperando para ser eficientes en aquellos otros donde todos pierden o dejan de ganar.
En este contexto de incertidumbre, cuál debería ser el modelo más adecuado: ¿competir siempre y crecer independientes?; ¿focalizarse hacia un nicho de mercado? o, por el contrario, pensar en compartir, coordinar y diversificar riesgos. No creemos que deba ser una decisión inmediata, ni que afecte a todos por igual, pero sí queremos reflexionar progresivamente sobre un modelo de transporte intermodal, en el que el objetivo sea dar el mejor servicio al pasajero al mejor coste, independientemente del modo (un origen, un destino y un solo billete por usuario).
Hablamos de un modelo en el que los operadores puedan tener participación en compañías de modos alternativos; coordinar con ellas y de forma más global rutas, frecuencias y servicios al pasajero de modo eficiente, complementario o interdependiente; asumir de forma coordinada infraestructuras del transporte, y diversificar riesgos con esfuerzos compartidos. Sin duda ello redundaría en una concentración y globalización progresiva, conveniente en épocas de recesión para modelos de negocio con importantes riesgos internos y externos, como el transporte.
Alvaro Klecker. Socio director de PwC Transporte, Turismo y Servicios