Obama plantea en EE UU un fuerte recorte de la emisión de CO2 en coches
Barack Obama se rodeó ayer de los consejeros delegados de algunos de los fabricantes de coches (entre ellos, Ford, Toyota, Honda, GM y BMW) y los gobernadores de California y Michigan para anunciar la renovación de la normativa medioambiental para automóviles. Se trata de una iniciativa que endurece los estándares de emisiones y kilometraje a partir de 2012. Las nueva reglas, que se aplicarán de forma gradual, pretenden reducir el consumo de combustible de tal forma que un coche recorra una media de 35,5 millas por galón (57,1 kilómetros por 3,78 litros) en 2016. Así, se rebaja además la dependencia energética exterior de EE UU.
Además de suponer una ruptura con la despreocupación ecológica del Gobierno de George Bush, estas reglas son las más relevantes que se hayan puesto en marcha por el Ejecutivo para reducir el consumo desde que a finales de los setenta se impusieron los primeros estándares.
Esta regulaciones permitirá ahorrar 1.800 millones de barriles de crudo y reducir la emisión de 900 millones de toneladas de gases que crean efecto invernadero, el equivalente a retirar de las carreteras 177 millones de coches o cerrar 194 plantas de carbón. EE UU es el mayor consumidor de gasolina y algunos estados que están sufriendo los efectos de la contaminación han querido acabar con la pasividad federal imponiendo sus reglas. California lidera esta iniciativa desde hace años pero su empeño ha sido torpedeado tanto por Bush como por las automovilísticas que han utilizado los tribunales para pararla.
La iniciativa de Obama es un calco de la de California. Las automovilísticas, resignadas a un cambio en los estándares y a un encarecimiento de los coches en 1.300 dólares como media, han celebrado que, al menos, la legislación sea federal y no haya multiplicación de normas.