Patentes y biotecnología
Las altas inversiones necesarias para abordar proyectos de I+D biotecnológica y el tiempo que se requiere para desarrollar avances que, en principio, son inciertos, resultan costosos de asumir para las empresas. Si no se garantiza a las compañías en un plazo razonable de tiempo el retorno de la inversión y un beneficio económico adecuado, estos avances no podrían darse al ritmo que se producen actualmente. Por tanto, además de su contribución al desarrollo de los avances científicos, la función de las patentes es garantizar la protección de la inversión en innovación. El tejido empresarial biotecnológico está integrado, en gran medida, por pymes, cuyo único activo son una o varias patentes que nunca llegan a explotar, sino que obtienen su beneficio con los royalties generados por la cesión o licencia de sus patentes a terceras empresas con capacidad de fabricación. Antes de negociar ningún contrato, estas empresas se cerciorarán de que la tecnología que están adquiriendo está protegida, del alcance de la protección y de que no van a violar derechos de terceros.
Si a todo ello unimos el hecho de que cualquier tecnología o compuesto, en este campo, resulta relativamente fácil de imitar, vemos la importancia que tienen las patentes en biotecnología como instrumento para que las empresas puedan apropiarse en exclusiva de los resultados de su I+D y reducir la probabilidad de ser imitadas por la competencia.
El primer paso en la estrategia de las empresas biotech es patentar sus invenciones. El segundo, transformar su invención en un patrimonio rentable. Pero además de proteger la innovación a través del aseguramiento de la rentabilidad de los proyectos de investigación, las patentes son un factor clave en el avance científico en sí mismo. Cualquier invención, para poder ser patentada, necesita cumplir tres premisas fundamentales: ser nueva, tener una aplicación industrial y que su descubrimiento haya supuesto una actividad inventiva, es decir, que no sea evidente para cualquier experto en la materia.
Cuando se patenta una invención se desvelan automáticamente los detalles técnicos que han llevado hasta ella. Aunque el producto resultante sólo pueda ser explotado comercialmente por la entidad propietaria, puede ser utilizado para seguir investigando en la obtención de otras innovaciones y avances en distintos campos y para otros usos a partir de la innovación inicial. Esto evita el riesgo de secretismos en la industria y, por tanto, la duplicación de la fase de innovación que tendría que desarrollarse una y otra vez para generar los mismos inventos, lo que significaría un gran obstáculo para el progreso y la evolución.
Las patentes son una herramienta del presente, imprescindibles para ayudar en cualquier ámbito de las ciencias, como el de la biotecnología, a emprender proyectos que contribuyan a cumplir su propósito: asegurar al ser humano su evolución hacia una mayor calidad de vida en el futuro.
Paloma Navas. Directora General de Pons Patentes y Marcas