El pasado 21 de noviembre, la caja catalana mandó una comunicación a la CNMV en la que condicionaba la venta de "parte" de su participación indirecta en Repsol, a través de Criteria, a que Sacyr alcanzara un acuerdo con el grupo ruso Lukoil.
La Caixa dijo mantener entonces "conversaciones con varios potenciales inversores en Repsol" acerca de una posible desinversión, y señaló que estas negociaciones se estaban desarrollando "en paralelo" al interés de Sacyr de vender sus títulos en la petrolera.
Sacyr tiene un 20% en Repsol, mientras que La Caixa controla un 14,123%. Otros accionistas de la petrolera son la aseguradora Axa (4,2%) y Pemex (3%). La caja catalana articula su participación a través de su sociedad conjunta con Caixa Catalunya, Repinves (6,1%), y de Criteria (9,1%).
La entidad se sumó a finales de noviembre a las conversaciones entre Lukoil y los bancos acreedores de Sacyr, encabezados por Santander, Citi, Calyon (Crédit Agricole) y Caja Madrid, acerca de posibles fórmulas para la entrada de la petrolera rusa en el capital de Repsol.
Como parte de estas conversaciones, La Caixa llegó a negociar la posible venta a Lukoil de hasta un 9,9% de su participación de forma adicional al 20% de Sacyr, lo que habría procurado al grupo ruso una participación de hasta el 29,9% y le habría situado en el umbral del lanzamiento obligatorio de una OPA por el 100%.
Este planteamiento inicial se fue rebajando conforme se desarrollaban las negociaciones. Los accionistas minoritarios de Repsol, representados a través de Aemec, denunciaron una toma de control de la petrolera y una posible acción concertada entre Lukoil y La Caixa, por lo que reclamaron el lanzamiento de una OPA por la totalidad de los títulos. Por su parte, el grupo ruso se ha limitado a asegurar que no tiene un acuerdo de entrada en Repsol y que se replanteará sus inversiones y proyectos internacionales debido a la actual coyuntura económica.
Las declaraciones del presidente de Repsol, Antonio Brufau, advirtiendo de que el control de la compañía sólo será cedido si se lanza una opa por el 100%, la posición del PP en contra de la operación y la preferencia del Gobierno por que la petrolera siga siendo española podrían haber disuadido al grupo ruso de sus planes iniciales.