Bruselas autoriza a Francia a recapitalizar sus bancos con hasta 21.000 millones de fondos públicos
La Comisión Europea autorizó hoy a Francia a recapitalizar a sus bancos sanos con hasta 21.000 millones de fondos públicos al considerar que esta medida es necesaria para reforzar la estabilidad del sistema financiero y garantizar que no se reduzca el volumen de crédito a empresas y familias.
No obstante, para evitar que esta recapitalización dé una ventaja indebida a las entidades galas sobre las de otros países, Bruselas impuso un aumento de la remuneración que deberán pagar los bancos beneficiarios, que se situará de media en el 8% pero aumentará en función del riesgo asumido por la entidad, y más incentivos para que las entidades devuelvan los fondos públicos una vez que mejore la situación.
"La remuneración se ha incrementado en conjunto, con mejores incentivos de salida y mejores compromisos por lo que se refiere a la financiación de la economía", dijo la comisaria de Competencia, Neelie Kroes.
El Ejecutivo comunitario explicó que el objetivo de estas salvaguardas es "garantizar que la presencia del Estado en el capital de los bancos se limita al tiempo mínimo necesario". "Estos cortafuegos incitarán a las entidades beneficiaras a volverse hacia los operadores privados desde el momento en el que las condiciones lo permitan", subrayó.
Con estas garantías, Bruselas ha llegado a la conclusión de que el plan de recapitalización francés constituye un medio "adecuado, necesario y proporcionado" para restablecer la confianza en los mercados financieros y permitir a los bancos de Francia aumentar sus préstamos a la economía real.
En este sentido, el plan francés incluye obligaciones para los bancos beneficiarios en materia de financiación de la economía real. También prevé restricciones a la remuneración de los directivos y la prohibición de que reciban indemnizaciones de salida en caso de problemas en la empresa.
Kroes anunció que en los próximos días aprobará el plan de recapitalización de Austria y que espera que Alemania ajuste su plan para poder dar luz verde a la inyección de capital en Commerzbank. Asimismo, hizo públicas las líneas directrices que deben seguir los Estados miembros en la recapitalización de bancos.
Ejército de burócratas
Con el visto bueno al plan francés concluye de momento el enfrentamiento que mantenía la Comisión con Francia, Alemania y otros Estados miembros, que acusaban a Kroes de poner demasiados obstáculos a la recapitalización bancaria y no ser suficientemente rápida en la aprobación de los planes.
La comisaria de Competencia contaba con el apoyo del vicepresidente económico, Pedro Solbes, que pedía que se evitaran distorsiones de la competencia, y con el consejero delegado del Santaner, Alfredo Sáenz, que acusó la semana pasada a algunos países de la UE de querer aprovechar la crisis para dar "vitaminas extra" a sus bancos nacionales a través de recapitalizaciones públicas para que salieran "más sanos" que el resto.
Kroes afirmó que las críticas de los últimos días son "injustas" y subrayó que la Comisión "no es un ejército de burócratas tratando de molestar a los Estados miembros". Recordó que sólo cuenta con 50 personas para analizar todos los planes de rescate bancario y que su objetivo es actuar como "socio" y no como "obstáculo" para los Gobiernos.
Las líneas directrices publicadas por Bruselas distinguen en primer lugar entre los bancos con problemas y aquellos que están sanos y necesitan inyecciones de capital público para reforzar la estabilidad del sistema o aumentar el crédito. La ayuda pública para los primeros supone un mayor riesgo de distorsiones de la competencia y por ello las salvaguardas deben ser más estrictas y debe llevarse a cabo un plan de reestructuración.
En todo caso, incluso para los bancos sanos se necesitan salvaguardas para "garantizar que el capital público se use para mantener los préstamos a la economía real y no simplemente para financiar los planes de expansión de los bancos a expensas de los que funcionan sin fondos públicos", dijo Kroes.
Para ello, la Comisión establece los principios que deben seguirse para fijar el precio de las inyecciones de capital público en bancos sanos, basándose en los tipos de base fijados por los bancos centrales y añadiendo una prima de riesgo que se calculará teniendo en cuenta el perfil de riesgo de cada banco beneficiario, el tipo de capital utilizado y el nivel de salvaguardas que acompañe la recapitalización para evitar una mala utilización de los fondos públicos.
Los bancos con más riesgo deberán pagar un precio más alto por el capital. El mecanismo de tarificación tiene además que comportar incentivos suficientes para limitar al mínimo la presencia del Estado, por ejemplo aumentando el precio a medida que vaya pasando el tiempo.
Por lo que se refiere a las entidades en dificultades, Bruselas dice que deberán pagar más por el apoyo público que reciben y sufrir cortafuegos más estrictos. Además, cualquier inyección de capital deberá acompañarse de un plan de reestructuración y, si es necesario, de cambios en su cúpula directiva.
La Comisión supervisará todas las medidas de recapitalización que adopten los Estados miembros. Seis meses después de su adopción, el país que las ponga en marcha deberá informar a Bruselas sobre cómo se han usado los fondos públicos. El informe debe incluir una estrategia de salida del capital público de los bancos sanos o un plan de reestructuración para los problemáticos.