El auge y el AVE
Hay crisis que caen del cielo y otras no si soplamos del lado equivocado. Cuando el entramado bancario-inmobiliario-político (llamémosle BIP) se lanzó a la piscina del euro, ésta estaba vacía. El dinero recuperado del exilio tras Maastricht había generado hasta 650.000 viviendas año, pero estaba ya agotado. El desarrollo-ladrillo peligraba y era demasiado tarde para cambiar las agujas hacia la productividad que tanto espanta a capital y a sindicatos. Además, la Meseta reclamaba su parte: ya está bien de litoral, ahora ¡a por votos! Pero, ¿de dónde sacar el dinero si los españoles no sabemos ahorrar? Pues del recién estrenado mercado interbancario de Fráncfort, obviamente.
Las cuentas monetarias del FMI están claras. Ni antes ni después del euro, ningún país europeo ha cambiado sustancialmente sus cuentas de liquidez, salvo España (e Irlanda). La media ajena desde 2003 se ha multiplicado por 1,6 desde el euro y la del que más, por 1,9. En cambio, la nuestra se ha multiplicado por 6,7 (6,0 para Irlanda) y ahora no consigue bajar. Así, en cinco años, nuestro entramado BIP ha conseguido añadir 365.000 millones a nuestra cuenta interbancaria, con los que ha podido construir cuatro millones de viviendas -más del doble de las necesarias- en su mayoría en la Meseta, el Noroeste y lo que queda de periferia.
Con los impuestos a la producción de estas casi 800.000 viviendas año, los presupuestos generales han financiado los correspondientes bienes públicos sin perder su equilibrio. Todo un éxito, pero hacía falta más. Este más lo han traído las empresas inmobiliarias y de suelo mediante los llamados excedentes de explotación que tributan como producción, cuando en su mayor parte son pura inflación (los anglosajones lo llaman hold-up o también predator pricing). Desde 2003, en efecto, estos excedentes han superado con creces el valor de coste de la producción real, por lo que aún hoy pagamos precios de 6,5 rentas del hogar por vivienda nueva, cuando Francia o Estados Unidos nunca han superado la cifra de 3 o 3,5. Con los impuestos sobre dichos excedentes se han financiado AVE, circunvalaciones y supongo que desaladoras para campos de golf.
España parece haberse especializado en desarrollo equivocado con recursos reprensibles (el auge de 1987-1992 fue también de ladrillo, financiado con el famoso diferencial y aprovechado por el catastrazo aún hoy en vigor). Desde entonces y en buen discípulo de Fourastié y Solov (el Nobel del I+D), he advertido machaconamente de ello más allá de mis propios intereses. De nada ha servido. Meses antes del circo de las subprimes y harto de engaños, Fráncfort ha cerrado el grifo. Sin embargo, nuestros Gobiernos y gurús insisten todavía en negar las burbujas mientras no estallen, y cuando esto ocurre, echan balones fuera. Que vuelvan de una vez a las facultades (no las de aquí: mi hija termina Económicas y aún no se ha enterado ).
Lo que no podremos evitar es devolver al césar lo que es del césar, a saber los 365.000 millones europeos en prioridad. Esta cifra coincide con la que acaba de avanzar Bruselas para salvar a los bancos europeos, más la participación pedida a los propios Gobiernos.
Para nosotros, lo peor llegará más tarde: devolver cuatro veces dicha cifra, incluyendo intereses, para llegar a ser propietarios de viviendas pagadas a precios de AVE. Es lo que se deduce de las cuentas hipotecarias según datos del INE y Banco de España (Raquel Díaz, CincoDías, 31 de octubre, página 42). Si nuestra generación no cumple con su deber, mucho me temo que nuestros hijos tampoco.
Invertir ahorro propio en bienes productivos, vale, pero no en bienes no productivos, excepto si son prioritarios. Invertir recursos ajenos, vale también, siempre y cuando los bienes sean productivos y el reparto de beneficios, justo.
Pero invertir dinero recién salido de la máquina en bienes no productivos, jamás de los jamases: imagínense que los demás países europeos hubieran hecho igual y además, ocultándolo Desde la antigüedad se sabe que el dinero no ganado vuelve loco y arruina la economía. Basta leer el Libro del æpermil;xodo, capítulos 11 y siguientes, para cerciorarse de ello. Aviso a diseñadores de reformas de mercados, sean monetarios, financieros, productivos o lo que sea.
Ricardo Vergés. Economista y arquitecto