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Para invertir

La presión económica corta el rebote de los mercados

El Ibex pierde el 5,47% y concluye por debajo de los 9.000 puntos. Los mercados esperan más apoyo del G-20 para paliar la crisis.

Las Bolsas han cerrado una semana complicada, como así ha quedado recogido en sus balances. El Ibex ha registrado un descenso del 5,47%, el peor resultado en un mes, arrastrado principalmente por la penalización que sufrió el Santander tras anunciar una ampliación de capital por 7.200 millones de euros. El banco ha caído el 16,02% y ha arrastrado al resto de las entidades como BBVA (-12,53%), Bankinter (-6,19%), Popular (-9,70%), Banesto (-7,63%) y Sabadell (-6,39%). El Ibex ha perdido de nuevo los 9.000 puntos, y el próximo lunes comenzará a cotizar en el 8.832,20.

El comportamiento del selectivo español ha estado muy condicionado por la entidad que preside Emilio Botín, pero el resto de los mercados europeos han tenido una evolución similar debido principalmente a las ventas en el sector bancario (-13,87%) inmobiliario (-12,19%) y de seguros (-10,59%). El Dax ha retrocedido el 4,62%, el Cac, el 5,12%, el Footsie, el 3,02% y el Mib 30, el 4,33%.

La última sesión fue, sin embargo, alcista para Europa a pesar de las negativas referencias económicas con las que se encontraron los inversores. El viernes se conoció que la zona euro ha entrado en recesión de forma oficial después de que el PIB cayera el 0,2% entre julio y septiembre, lo que sumaría dos trimestres consecutivos a la baja según confirmó la oficina estadística comunitaria (Eurostat). Las principales Bolsas de la región avanzaron por encima del 1%; el Ibex 35 sumó el 1,05%.

En Wall Street, sin embargo, pesaron más las referencias económicas en la última jornada. Lo que más preocupó a los inversores fue la publicación de las ventas minoristas, que cayeron en octubre el 2,8%, por encima de lo esperado. El S&P, el Dow Jones y el Nasdaq retrocedieron el 4,17%, 3,82% y 5%, respectivamente.

A la debilidad del crecimiento hay que sumar a la retahíla de noticias negativas del sector financiero. Freddie Mac ha solicitado al Tesoro otra inyección de liquidez después de perder 19.900 millones de euros en el último trimestre, mientras que Citigroup ha decidido recortar su plantilla en 10.000 personas más, según publicaba The Wall Street Journal. De este modo la semana también ha sido difícil para los índices estadounidenses. El S&P se ha dejado el 6,20%, y el Nasdaq y el Dow Jones, el 7,92% y el 4,99%.

La renta variable ha mostrado en las últimas sesiones que aún quedan cosas por resolver. El volumen de negocio es escasísimo a pesar de que las oportunidades parecen amplias. Pero, además, hay otros indicadores que comienzan de nuevo a llamar la atención. El líbor, el tipo de interés al que se prestan el dinero los bancos en el Reino Unido, ha subido en los plazos de un día, tres y 12 meses. El euríbor, por el contrario se ha mantenido a la baja, y el de 12 meses, el más utilizado para el cálculo de hipotecas, lleva 26 días de descensos que lo han situado en la cota más baja desde el pasado mes de febrero.

El Itraxx, el índice que mide la prima de riesgo entre la rentabilidad de la deuda pública europea y los bonos de alto rendimiento de 50 compañías, ha vuelto a superar los 800 puntos cuando hace un mes estaba 100 más abajo. Para los analistas, una cota que indica normalidad debería situarse sobre los 200 puntos.

En un intento de calmar los mercados, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, lanzó ayer un nuevo mensaje en el que confirmaba que los bancos centrales no descartan tomar medidas adiciones que mejoren la situación. A su juicio, 'las acciones de política monetaria no han resuelto las tensiones en los mercados financieros, incluidos los interbancarios de fondos', según explico el dirigente en Fráncfort, en una conferencia sobre banca central organizada por el BCE. 'La continua volatilidad de las Bolsas y los recientes indicadores económicos confirman que quedan retos', señaló.

Los mercados están muy pendientes de lo que pueda pasar este fin de semana con la cumbre del G-20 en Washington, y hay analistas que piensan que en la última semana se ha estado descontando en parte que en la reunión no se llegue a las expectativas creadas. 'La probabilidad de una decepción es alta. No hay acuerdo en algunos principios entre los participantes y, sobre todo, buena parte de las conclusiones que se puedan extraer tendrán más que ver con evitar futuras crisis similares que con establecer soluciones para la actual', explican desde Urquijo Bolsa. La firma considera que lo más positivo para los mercados será 'todo lo que se parezca a un compromiso de apoyar e incluso coordinar medidas de estímulo fiscal'.

En cualquier caso, las perspectivas de las Bolsas siguen siendo negativas, ya que están instaladas en una tendencia bajista que por el momento no tiene visos de variar. La referencia más importante para el Ibex 35 son los 8.500 puntos. Si los pierde, se podía ir a los mínimos a los que llegó en octubre en 7.905,40, que supondría un descenso del 10,5% con respecto al último precio marcado el viernes.

Noviembre se está convirtiendo en otro mes de importantes descensos para la renta variable, superiores al 2% en el caso de Europa y del 8% en el Dow Jones. El resumen del año es el peor en mucho tiempo con pérdidas que superan en la mayoría de los casos el 40%.

Se acaba de cumplir un año del máximo histórico del Ibex cerca de los 16.000 puntos. En este periodo de tiempo el mercado español ha retrocedido el 45%.

Los extraños movimientos sobre Repsol

Aunque el enésimo anuncio de asalto a Repsol ha estado más envuelto en polémica que en ocasiones precedentes, el posible interés de alguno de los gigantes energéticos rusos por la compañía española le ha convertido en uno de los valores estrella de las últimas jornadas. La compañía cerró el viernes a 14,56 euros, con una subida de 2,3% en las últimas tres sesiones.Todo empezó cuando el miércoles, el viceprimer ministro ruso, Alexander Zhukov, manifestó que Gazprom estaba analizando la posibilidad de comprar el 20% del capital de la petrolera en manos de Sacyr. Las reacciones a esa eventual adquisición, ya desmentida, no se hicieron esperar, y si hubo algo en común fue la fuerte oposición que encontró en España e, incluso, en Bruselas.Pero lo más extraño de esta serie de declaraciones es que, al parecer, Zhukov citó al grupo gasista en lugar de la que realmente podría dar el paso de entrar en Repsol: la petrolera, también rusa, Lukoil, que mantiene relaciones industriales y operativas con el grupo que preside Antonio Brufau.El error de Zhukov -o su intento de sondear posibles rechazos por parte del Ejecutivo- ha servido de nuevo para que Sacyr reconociese ante la CNMV que mantiene conversaciones para la venta de su paquete. Y para que descuelle el interés de Lukoil. Si esa inclinación progresa, todo indica que se enfrentaría a significativos obstáculos, ya que en ella también el Kremlin ejerce una importante influencia, aunque su capital esté prácticamente privatizado. Además, de hecho, Lukoil y Gazprom van de la mano en sus proyectos internacionales.Sin embargo, ese no es el único impedimento para la venta. Sacyr quiere ingresar, al menos, los casi 27 euros por acción que pagó de media por su entrada en la compañía, por lo que, sólo es posible que abone esa fuerte prima -por la gran diferencia con la cotización actual- un grupo que, al tiempo, acceda a la gestión y a un posible futuro control. Gazprom ha advertido que un 20% del capital no es suficiente para ellos.Pero el más beneficiado por estas noticias ha sido Sacyr que ha subido en Bolsa un 7% desde la intervención de Zhukov.

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