Apuesta por la renta fija
El entorno de bajadas de tipos y deflación da más atractivo a la deuda pública y de calidad.
El último año no ha sido propicio para los dos principales tipos de activos en los que invierten mayoritariamente los inversores, la renta variable y la renta fija. El caso de la renta variable es quizás el más conocido por los inversores minoristas pero la renta fija también ha tenido un comportamiento generalmente nefasto. En particular, la renta fija privada, con la crisis de los mercados de crédito de fondo, ha sufrido pérdidas muy severas, como muestran dos de los índices Lipper en el gráfico central.
Las pérdidas del índice Lipper Renta Fija Privada Euro y Lipper Renta Fija High Yield Euro, que representa el comportamiento de todos los fondos de inversión pertenecientes a dichas categorías de fondos, superaron el 8% y el 23% sólo en los doce últimos meses. Los fondos de deuda pública de calidad en euros, como lógicamente pudiera esperarse, salieron mucho mejor parados pero una casi inexistente rentabilidad media del 0,16% interanual, acorde al índice correspondiente de Lipper, debe calificarse como mínimo de decepcionante.
Refugios seguros
Por ello no es de extrañar que los inversores de perfil conservador y moderado, cuando no incluso los dinámicos, hayan corrido en masa hacia los fondos monetarios y en especial hacia los depósitos bancarios en los últimos meses. Hace seis e incluso doce meses sugeríamos desde estas páginas que dirigir las inversiones hacia fondos monetarios cargados de deuda pública de primera calidad era muy probablemente una decisión acertada. Este último punto de la deuda pública de calidad se ha probado decisivo, ya que numerosos fondos de renta fija, con objeto de elevar su rentabilidad, habían ido incrementando sus carteras con renta fija privada, al calor de un rally alcista de este tipo de bonos que parecía no tener fin. Todos estos hechos son bien conocidos ya para los profesionales del sector y para bastantes inversores pero lo interesante es que en estos mismos momentos este trasvase de los últimos meses sigue teniendo lugar a pleno ritmo, cuando no acelerándose aún más.
Si bien esto es comprensible en parte, dados los extraordinarios acontecimientos vividos en los últimos meses y la extrema volatilidad de los mercados, cabe preguntarse si los profesionales no deberían estar precisamente ahora anticipando lo que nos pueden deparar los próximos meses.
Horizonte de bajada de tipos
La cuestión clave es si es este el momento para cargar nuestras carteras de monetarios y depósitos, justo cuando parece vislumbrase con bastante claridad en el horizonte una tendencia de bajada en los tipos de interés. Concretamente, esta tendencia puede tener un interesante recorrido en Europa, ya que en Estados Unidos el margen de maniobra con la última bajada de los tipos de referencia al 1% empieza a ser muy reducido.
La casi obsesiva preocupación que el Banco Central Europeo ha tenido durante gran parte del último año por la inflación parece en estos momentos más trasnochada que nunca y el señor Jean-Claude Trichet finalmente comienza a ceder a la evidencia de que la principal amenaza en estos momentos es el crecimiento, o mejor dicho la falta del mismo. No sólo eso, sino que empiezan a oírse las primeras alarmas de que podamos entrar en una peligrosa fase de deflación.
En este contexto de posible política de tipos y búsqueda de máxima seguridad los fondos de deuda pública de calidad probablemente serán uno de los beneficiados y se convertirán en una opción más acertada que los fondos monetarios, cuyas rentabilidades serán decrecientes.
Los inversores más conservadores pueden optar por aquellos fondos con vencimientos medios de las carteras de renta fija de corto plazo. Los inversores más dinámicos y que puedan aguantar una volatilidad del valor liquidativo moderadamente elevada pueden optar por fondos con plazos o vencimientos medios y largos.
Renta fija privada
Finalmente, nos encontramos con los defenestrados fondos de renta fija privada, desde su vertiente más light y cargados por tanto de bonos corporativos respaldados por las compañías más sólidas hasta los más arriesgados, con bonos high yield o popularmente llamados 'bonos basura', a la espera de un fuerte rebote tras el castigo sufrido.
La gran mayoría de los mejores analistas especialistas en renta fija privada expresan una gran seguridad en estos momentos en el sentido de que los precios a los que cotizan bastantes emisiones descuentan situaciones poco menos que apocalípticas y que las valoraciones son realmente atractivas.
Desde una posición de menor conocimiento pero también mayor independencia y menor sesgo que estos analistas es justo reconocer que seguramente han pagado justos por pecadores, como es el caso de la renta variable y que un buen gestor, respaldado por un equipo de analistas de crédito de primera línea, probablemente puede sacar provecho del actual pánico que invade los mercados.
Juan Manuel Vicente es director de análisis de Lipper
Análisis. Caídas después de la plenitud
¦bull; El gráfico central muestra la exuberancia vivida por la renta fija privada de alto rendimiento o high yield durante buena parte del 2005, el 2006 y principio del 2007.¦bull; El rally no pasó inadvertido a los fondos hedge y bastantes de ellos jugaron a ponerse largos en crédito durante buena parte del ciclo.¦bull; Sin embargo, buena parte de los fondos hedge parecieron salir indemnes de la fuerte caída posterior, a tenor de las rentabilidades obtenidas hasta junio de este año. La situación parece ahora diferente con las materias primas.