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Columna
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El petróleo no da tregua

La OPEP quiere detener la caída del precio del petróleo. El 24 de octubre, anunció un recorte de 1,5 millones de barriles en su producción diaria -cerca de un 1,8% de la demanda mundial-. Si los recortes aguantan y el precio se estabiliza o crece, el resto del mundo sufrirá. Pero si el cartel no puede contener el precio, el resto del mundo sufrirá en cualquier caso.

Durante la burbuja financiera, los fondos fueron fácilmente disponibles para los compradores de petróleo, la demanda estaba fuerte y los precios seguían creciendo. Pero tan pronto como la avalancha de pedidos golpeó los precios de los commodities, los fondos se secaron, el crecimiento económico se ralentizó y el precio del petróleo cayó.

Los operadores tienen razones para dudar de que los anunciados recortes tengan lugar. Cuando el precio cae, los tensionados Gobiernos de la OPEP tienen la tentación de incrementar su producción y engañar en sus cuotas. Y la conducta de los productores que no pertenecen a la OPEP es otro comodín.

Pero supongamos que el precio del petróleo se estabiliza en los niveles actuales. A largo plazo sería deseable. El petróleo a 60-70 dólares es bastante caro para animar a una producción adicional pero bastante barato para no recortar el crecimiento de los países importadores.

En el corto plazo, sin embargo, un petróleo estable podría hacer la vida más dura a los políticos intentando combatir el hundimiento del PIB. El gasto extra en energía provocado por la caída de los precios del petróleo es uno de los pocos consuelos en un entorno nefasto. Si sube el precio cuando los halcones de la OPEP quieran, los problemas podrían multiplicarse. Los beneficios empresariales podrían verse estrechados más y los bancos centrales podrían no sentir tanta libertad para recortar los tipos de interés.

Pero un petróleo más barato probablemente son malas noticias para los mercados financieros. Los dólares que los exportadores han estado invirtiendo podrían disminuir, añadiéndose a la ya intensa presión en los precios de los activos. Si la caída de los ingresos del petróleo conduce a problemas políticos en los mal gestionados países dependientes del petróleo como Venezuela o Rusia, el daño del mercado podría incluso ser mayor.

En cualquier caso, es poco probable que el petróleo calme las revueltas aguas financieras. En medio del desastre, el juego del precio del petróleo es ruinoso. Por Edward Hadas

La economía británica

Qué burbuja ha explotado? La economía del Reino Unido se ha contraído un 0,5% en el tercer trimestre y se espera que siga cayendo. La libra, que ha perdido una décima parte de su valor frente al dólar en una semana, está marcando el camino. Su economía, construida sobre la base de una espuma financiera, afronta un ajuste nefasto. Todo indica que la recuperación está lejos.La mayor contracción trimestral en el país desde 1990 es sólo el principio. Otra gran caída en el índice industrial se acompaña con un descenso del 0,4% en servicios. La distribución y el comercio -desde la venta de camionetas o de los delicatessen- se derrumban y su producción cae un sorprendente 1,7%. Pero lo peor vendrá de manos del sector financiero: estuvo en el inicio del boom del país y lo estará en su caída. Cuando el Reino Unido acumulaba un crecimiento del 11% entre 2003 y 2007, el sector financiero -que proveía hipotecas y créditos a negociantes, hedge fund o al capital riesgo- crecía un 23%. Pero ahora la gran expansión de la City está encogiendo. La caída del 0,4% del sector financiero en el tercer trimestre es un mero aperitivo. El Reino Unido ha perdido el motor.El Gobierno no tiene suficientes recursos -ocupados en cuidar las finanzas- para devolver la tranquilidad. El gasto público aumentó un 0,4% en el tercer trimestre, con incrementos en educación y salud. La debilidad de las finanzas públicas apuntan a futuras restricciones del gasto y a impuestos más altos en los próximos años.Por último, pero no menos importante, está el consumidor. Ha piado y se le ha ayudado con su hipoteca impulsando su gasto un 5% anual. Ahora lloriquea cuando su casa se derrumba y sus viejos amigos banqueros -que solían acosarle con créditos- no se los refinancia.¿Que puede hacer Inglaterra? La respuesta está en el desplome de la libra. Deben olvidarse del consumo, especialmente de las cosas importadas. La industria, desplomada ahora, puede recuperar las exportaciones gracias a la mayor competitividad vía precios tras la devaluación de su moneda. Aunque llevará tiempo por la debilidad de la economía mundial. El futuro del Reino Unido es peliagudo, pero esto es lo que ha traído la explosión de la burbuja. Por Ian Campbell

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