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Tribuna
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Control, control, control

Después de las últimas (por ahora) convulsiones que han azotado el mundo de las finanzas y cuyos cuatro ejemplos más recientes son la intervención del Tesoro americano en Fredie Mac y Fannie Mae, la quiebra de Lehman Brothers, la compra de Merrill Lynch por Bank of America y la nacionalización de American International Group (AIG) por parte del Gobierno estadounidense para evitar su quiebra, parece un momento adecuado para reflexionar sobre cuál debería ser el papel de los bancos centrales en el mundo financiero.

Lo primero que cabe señalar es que la obligación clásica de los bancos centrales en tiempos de crisis es la de lender of last resort (literalmente, prestador de último recurso). Dicho más claramente, salvador de la banca comercial y garante último de los depositantes o, en pocas palabras, cómo la colectividad se hace cargo de los problemas generados por una mala gestión privada de una o un conjunto de instituciones financieras

La novedad en esta crisis financiera que padecemos es que los bancos centrales, y en especial la Fed, están extendiendo esta garantía, en principio pensada para salvaguardar a los depositantes, a la banca de inversión más dedicada a la financiación de grandes operaciones de fusiones y adquisiciones, gestión de patrimonios, gestión de riesgos y operaciones de titulización de contado y de forma sintética.

De hecho, los bancos centrales están actuando no como prestadores de último recurso sino como market maker de último recurso al financiar el rescate de algunas de las instituciones que están experimentando pérdidas cuantiosas en el valor de sus activos.

Pues bien, creo que este papel lo están realizando bastante bien. Lo que no se ha hecho bien es no exigir con anterioridad la contraprestación, no dineraria, que el potencial rescate implica, y es la necesidad de un control exhaustivo por parte de los bancos centrales de todo el mundo de los balances y fuera de balances de las instituciones financieras.

La quimera que la mejor forma de control es la autorregulación de los interesados y la que proporciona el propio mercado se ha demostrado, una vez más, totalmente ineficaz para prevenir el riesgo moral que suponen las garantías implícitas por el papel de salvaguarda del sistema que ejercen los bancos centrales.

¿Cómo es posible que después de más de un año del estallido de la punta del iceberg que supuso la crisis de las hipotecas subprime no se tengan estimaciones acotadas de la magnitud del potencial de pérdidas, no sólo globales sino a nivel de institución por institución? Lo más probable, porque no existía una información fluida y suficiente de las posiciones de balance y fuera de balance de las mismas, y no se ha podido evaluar su evolución en condiciones normales, y por tanto, mucho menos en épocas de crisis

¿Cómo es posible que a través de compañías vehículo se hayan podido ocultar posiciones de pérdida o de insuficiencia de capital cuando se tenía el precedente de Enron, evitando mostrar sus verdaderos resultados utilizando sistemas similares? Quizá, dejación en las funciones de control o simplemente que no se tenía la legislación que lo permitiera.

¿Cómo se puede dejar titulizar hipotecas de alto riesgo y que los bonos que resulten de esta titulización sean una gran mayoría AAA (triple A) y el 95% Investment Grade?

¿Cómo puede aparecer un fenómeno como la deuda opaca de algunas instituciones financieras, que sólo ha sido perseguida por el fiscal de la ciudad de Nueva York, sin que la Reserva Federal ni la SEC avisaran por anticipado o lo denunciaran públicamente?

¿Cómo no se conocen todavía cuáles son las posiciones en derivados de crédito de las diversas instituciones y cuál es el potencial de pérdidas que las mismas pueden ocasionar?

Tomemos por ejemplo la compra reciente de Merrill Lynch por Bank of America.

¿Se han comprado las acciones con crédito o con ampliación de capital? Como esto último no lo he visto anunciado, supongamos que se ha hecho con crédito. Si es así, se acaba de pasar el potencial problema de Merrill Lynch a Bank of America. Sería bueno saber si tenía problemas y cuál era su magnitud. ¿Lo sabe la Reserva Federal?, ¿está todo bien? o ¿deberemos prepararnos para un rescate dentro de un tiempo de Bank of America?

No hay respuestas a estas preguntas o no se conocen o se ocultan. No hay transparencia y no la puede haber porque no ha existido un control sistemático del sistema financiero que es lo que los bancos centrales deberían poder hacer para evitar la repetición de sucesos tan graves y perjudiciales para todo el mundo.

Si la banca española está en una situación mucho mejor que la americana se debe en parte a la mayor regulación y vigilancia que el Banco de España ha ejercido sobre ellas. Una buena regulación no es sólo necesaria para evitar desastres sino que ayuda a la buena gestión de las entidades reguladas y a su mayor eficiencia.

Jesús Palau. Profesor de Finanzas de Esade

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