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Coyuntura

La elevada deuda frenará la recuperación

Prevén que el crecimiento del PIB a corto plazo no alcanzará en ningún caso el 3%.

El derrumbe de la construcción en España ha acelerado el deterioro de los principales indicadores de la economía. Tras quince años de expansión, la economía ha empezado a desacelerarse con fuerza y está al borde del crecimiento negativo (entre abril y junio de 2008 el PIB creció un 0,1% en tasa intertrimestral) por varios factores. En primer lugar, un modelo de crecimiento basado casi en exclusiva en el ladrillo, afectado por la irrupción de una crisis de liquidez internacional que ha dejado en fuera de juego a un gran número de empresas. El fuerte repunte de los precios de las materias primas, en especial del petróleo, ha acabado de dar la puntilla a una economía que se encamina hacia una crisis muy similar a la acontecida en 1993.

Sin embargo, los escenarios son muy diferentes si se comparan los indicadores de ambos periodos. Para David Martínez, economista de Caixa Catalunya, las actuales cifras están lejos de la crisis del 1993, 'donde el ajuste fue mucho más severo'. No obstante, alerta sobre el fuerte endeudamiento de empresas y hogares, algo que puede ejercer de dilatador del ajuste. 'La vuelta a una situación de normalidad se va a retrasar al menos hasta 2010 por el gran número de compromisos financieros suscritos por empresas y hogares', advierte Martínez, quién prevé que los crecimientos del PIB en ningún caso llegarán a corto plazo al 3% registrado en los últimos años.

Algo que no sucedió en el año 1993. El PIB tuvo incrementos negativos desde el último trimestre de 1992 hasta el último de 1993 y posteriormente inició una recuperación que le llevó a alcanzar crecimientos cercanos al 3% en el tercer trimestre de 1994.

Martínez se muestra convencido de que esa fulgurante recuperación no se repetirá, puesto que la inversión de las empresas y el consumo de los hogares no se va a recuperar hasta que no mejore significativamente la coyuntura.

Otro factor que puede retrasar el fin del ajuste es el fuerte déficit por cuenta corriente de la economía española, que ya alcanza el 10,5% del PIB frente al 1,5% de 1993.

Frente a estos obstáculos, el crecimiento del mercado laboral y el superávit de las administraciones públicas ofrecen elementos de soporte para afrontar la desaceleración, en opinión de Sara Baliña, economista de Analistas Financieros Internacionales (AFI). 'Las cifras de paro no se pueden comparar porque en 1993 había la mitad de población ocupada que en 2008. Lo que sí se puede concluir es que un deterioro del mercado laboral era mucho más grave hace quince años que en la actualidad, ya que no tiene el mismo efecto 1,5 millones de parados sobre una población activa de 20 millones que sobre 10', señala.

Un aumento del paro, unido a una inflación elevada (el IPC ha superado el 5% en ambas crisis) tiene una repercusión casi inmediata sobre el consumo de los hogares, tal y como se ha podido comprobar en el primer trimestre de 2008, cuando tan sólo creció un 1,8%, el nivel más bajo de los últimos doce años. Aún así, Baliña recuerda que este indicador no ha alcanzado las tasas negativas de 1993, cuando llegó a descender un 2,2% de media. 'Por ahora, prevemos avances muy moderados para 2008 y 2009, pero en ningún caso manejamos caídas', dice. Algo similar ocurre con las matriculaciones de vehículos, que acumulan varios meses de espectaculares retrocesos, aunque también en este caso con una diferencia sustancial respecto a 1993. Hace quince años se matriculaban una media de 75.000 coches al mes, ahora las ventas se han duplicado hasta alcanzar los 131.000 vehículos.

La situación de las finanzas públicas, en superávit entre 2005 y 2007, servirán, a juicio de Baliña, de amortiguador para compensar la desaceleración. 'Pese a la fuerte caída actual de los ingresos, en ningún caso se va a alcanzar la situación de la anterior crisis, entonces el déficit fiscal llegó a superar el 6% del PIB', concluye.

Diferencias entre tipos hipotecarios

El fuerte endeudamiento de los hogares ligado a la adquisición de una vivienda es una situación que se produjo en la crisis económica de 1993 y que se está repitiendo con intensidad en los últimos meses. Sin embargo, la naturaleza y el tamaño del ajuste son radicalmente diferentes.El escenario actual poco tiene que ver con el acontecido en 1993, en el que muchas familias se vieron ahogadas por unos tipos de interés para sus hipotecas que en muchos casos llegaron a superar el 15%. Sin embargo, el crédito hipotecario medio era mucho más bajo que el de 2008 (150.000 euros a 25 años, según los datos del Instituto Nacional de Estadística) y los tipos de interés experimentaron un fuerte descenso en los primeros meses de 1993, lo que provocó que frente a un tipo del 14,5% registrado en diciembre de 1992, se pasara a un 8,2% en diciembre de 1993.Todo lo contrario que en la actualidad, cuando los tipos han experimentado una escalada alcista que les ha llevado a máximos históricos (el euríbor cerró julio en un 5,393%) y en el que las viviendas, pese a las primeras caídas de precios, acumulan la revalorización de los últimos nueve años.

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