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Columna
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Una lección para Natixis

Los bancos franceses tienen aún que aprender las virtudes de los ataques preventivos. De momento, Natixis, el banco corporativo y de inversión francés, ha reconocido finalmente que necesita ampliar capital, tras los continuos rumores que han bastado para dejar la acción en caída libre -está por debajo del 30% desde principios de mes-. Peor aún, Banque Populaire y Caisse d'æpermil;pargne, la red de bancos mutuales que poseen en común el 70% de Natixis, parece que enviaron el mensaje de que no se preocuparon mucho por el precio de la acción -un regalo quizá para los que actuaban a corto plazo-.

Ahora Natixis dice que tendrá que provisionar otros 1.500 millones de euros por su exposición a las monoline, y 400 millones de euros de provisiones por CDO. De ahí la emisión de acciones por 3.700 millones de euros planeada para otoño. Pero la mayor parte de la emisión verá a los dos mayores accionistas convirtir en acciones los 2.500 millones de euros que adelantaron a Natixis este año. Los inversores minoristas que acudieron en gran número a la OPV de Natixis en diciembre de 2006 sólo pueden quedarse mirando y llorar: su inversión ha perdido ahora tres cuartas partes de su valor. Esto debe servir a Banque Populaire y Caisse d'æpermil;pargne para reflexionar la próxima vez que quieran colocar agresivamente acciones de Natixis entre sus clientes, como hicieron hace 18 meses.

Natixis dice ahora que se reestructurará, en línea con los habituales programas de mejor más pequeños ya adoptados por otros bancos franceses. Esto incluye recorte de costes adicionales, también una disminución gradual de la negociación de la marca y un perfil de menor riesgo para la mayor parte de las actividades -lo menos que podía esperarse-. El banco dice que la emisión de acciones colocará su ratio de Tier 1 en el 7%, y que buscará mantenerlo en ese nivel a finales de año.

A partir de ahora Natixis debe cruzar los dedos. No tiene muchos activos para vender si los mercados de crédito mantienen el empeoramiento en línea con las perspectivas globales. La división de gestión de patrimonios está fuerte -aunque golpeada por la debilidad del dólar- y vender equivaldría al desmantelamiento del banco. Pero más pronto que tarde, Natixis y sus dos propietarios deberán empezar a mostrar que se preocupan por los accionistas minoritarios. Por Pierre Briançon

ACS se da un respiro

Cuando se trata de acuerdos energéticos españoles, las cosas raramente son lo que parecen. La decisión de ACS de buscar un comprador para su participación del 45% en Unión Fenosa es un buen ejemplo. ACS dice que vende su participación, valorada en 5.500 millones de euros, con el objetivo de 'reforzar su posición' en Iberdrola, en la que conserva una participación directa e indirecta del 12,4%. Pero esta explicación no es del todo convincente.La venta supondría un cambio radical de opinión de ACS. Durante mucho tiempo, su estrategia ha sido fusionar Unión Fenosa con Iberdrola. Pero eso siempre ha estado cargado de dificultades. Ignacio Sánchez Galán, el jefe de Iberdrola, con una mentalidad independiente, nunca ha sido partidario de una fusión o de permitir a ACS cualquier influencia sobre Iberdrola. Esto hace arriegada una compra adicional de acciones de Iberdrola. Y aunque ACS puede comprar en teoría hasta el 30% de Iberdrola, sus derechos de voto se limitarían al 10%.Tampoco una venta de la participación en Unión Fenosa dejaría a ACS en mejor posición económica, a menos que pueda conseguir una prima considerable. Sobre el papel, ACS perdería inmediatamente el 60% de su Ebitda y su dominio sobre la única compañía donde controla los flujos de caja.El verdadero problema de ACS es que se preparó para pagar un alto precio por participaciones minoritarias en Iberdrola, Hochtief, el grupo constructor alemán, así como en Unión Fenosa. Algunas de estas compras fueron financiadas con préstamos que utilizaban de colateral su participación accionarial.Si el valor de estas acciones cae por debajo de un umbral, que no ha sido revelado, ACS tiene que sumar más deuda propia. Ese ha sido el riesgo de crecer con el baño de sangre de los mercados de valores. El 16 de julio, Iberdrola había caído un 22% en lo que va de año; Unión Fenosa, el 25%, y Hochtief, el 40%. Pero las noticias de los planes de ACS dieron a las acciones de Iberdrola y Unión Fenosa un estímulo adicional el 17 de julio, aliviando la presión de ACS. Por lo menos, la empresa parece haberse comprado espacio para respirar. Por Fiona Maharg-Bravo

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