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Columna
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Las ilusiones del Banco Popular

Los bancos se encuentran estos días en un territorio extraño. Pero uno, Banco Popular, el tercero por tamaño en España, está en la situación más rara. Una firma registrada en Gran Bretaña, Blueprime, en representación de un grupo de inversores mexicanos desconocidos, dice que quiere comprar el 20% de la entidad, comenzando con una participación del 3,5% a una prima del 50%.

El Grupo Inversor Hispania, el primer vendedor acordado, no parece desconcertado por este enigma. Con su inversión apalancada en Popular por debajo de la línea de flotación, quizá no sorprenda que el promotor inmobiliario español esté totalmente feliz de apuntarse. Lo complicado, sin embargo, es que Grupo Inversor ya tiene sus 43 millones de acciones de Popular avalando un préstamo, por lo que cualquier venta requeriría la aprobación del acreedor.

Los misteriosos mexicanos también necesitarán encontrar a los propietarios del otro 16,5% de Popular dispuestos a mostrar una fe similar. Blueprime, que en su comunicado al mercado de valores español proporciona poca información y ningún contacto, dijo que las conversaciones con los otros accionistas están avanzadas y que está cerca de cerrar acuerdos.

Incluso si esto es así, los reguladores españoles necesitarían aprobarlo. Eso parece una posibilidad remota. El Banco de España, aunque en última instancia lo consienta, duda con respecto a un costoso acuerdo para vender el 15% de Bankinter, el rival más pequeño, a Crédit Agricole, un banco sólido de origen conocido. Para conseguir el apoyo de las autoridades, Blueprime necesitaría revelar mucho más de sí mismo, y explicar cómo financiará los 2.500 millones de euros del plan de compra de Popular.

Los otros inversores no parecen convencidos. El precio de las acciones de Popular subió de pronto un 5% por el acuerdo con Grupo Inversor. Pero todavía se encuentra un 30% por debajo del precio de la oferta. Si la idea era provocar un suelo y luego hacer subir el precio, no ha funcionado.

Como alternativa, la idea de que un banco con una clientela de morosos creciente en un país con un mercado inmobiliario saturado está subestimado también parece inverosímil. La valoración de la oferta de Blueprime es de 12,2 veces el consenso de los ingresos estimados para 2009. El acuerdo de Blueprime parece demasiado bueno como para ser verdad.

Por Jeffrey Goldfarb

La apuesta de BG por Origin

BG ha asestado un brusco y agudo shock en Origin Energy. La compañía gasística británica fue desairada en el último momento cuando había hecho una oferta por 13.800 millones de dólares por el productor de gas y carbón australiano en mayo. Ahora ha decidido hacerlo de forma hostil, lanzando una opa a los accionistas en contra del deseo del consejo de Origin. Es excepcionalmente agresiva, pero hace lo correcto.Las ofertas abiertamente hostiles no se dan muy frecuentemente. Un ejemplo es la de la australiana BHP por Rio Tinto. BHP empleó meses en exponer su caso antes de apretar el gatillo. Persuadir a los accionistas para que actúen contra la recomendación del consejo puede ser costoso, ya que los bancos no financian alegremente una operación si el comprador no puede acceder a los libros.BG parece relajado, y probablemente tiene razón. Cuando el consejo de Origin ya lo tenía casi aceptado, rechazó el precio al final. Perdió su credibilidad. Y la principal defensa de Origin -que una oferta rival de Petronas y Santos valoraba los activos de aquélla con una prima del 60% sobre lo ofrecido por BG- parece débil. Petronas está comprando también una participación en una planta de licuefacción y Santos no lo tiene atado por un compromiso para abastecer a 3 millones de hogares en Australia.Los bancos que financian la operación, encabezados por el español Santander, parecen relajados también. Han acordado ya prestar el dinero para la opa sin due diligence. Están presumiblemente satisfechos por el sencillo modelo de negocio de Origin. También ayudará que BG tenga, en las cuentas del año pasado, 2.300 millones de libras en caja para pagar la operación. Esto deja sólo 4.400 millones de libras de deuda, algo banal para una compañía con una capitalización bursátil de 41.000 millones de libras, y menos que el Ebitda esperado para este año por BG.Entre este momento y el cierre de la operación están los accionistas de la británica, la mayoría de los cuales aprueba la opa. Querrán ahora oír algo acerca de la sinergias. Pero los inversores reclamarán para sí el mayor valor añadido de la fusión. Por tanto aunque la determinación de BG parece segura, el precio final probablemente no.Por John Foley

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