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Construcción

Diversificar, el tránsito del ladrillo a los servicios

El negocio de poner ladrillos ha quedado para alimentar pequeñas constructoras familiares y el de tender carreteras y líneas férreas ya no es capaz de soportar, por sí solo, los objetivos de crecimiento de los grandes grupos de construcción españoles. Los ACS, Ferrovial, Acciona, FCC, Sacyr, OHL o Isolux se disputan grandes contratos en el campo de la gestión de residuos, agua, limpieza, gestión de peajes o servicios aeroportuarios, entre otros. Una diversificación que ha convertido a estos gigantes en firmas de servicios que, además, figuran como los primeros jugadores mundiales en el tablero de las infraestructuras.

En plena crisis inmobiliaria, semanas atrás, directivos de FCC, la compañía controlada por Esther Koplowitz, decían aliviados que sólo un 24% de su Ebitda procede de la construcción y menos de un 2% se debe a levantar viviendas. El propio Villar Mir, presidente de OHL, dice respirar tranquilo porque sólo el 1% de su beneficio bruto tiene que ver con la edificación residencial. Algo insólito hace cinco años. Ferrovial ya factura tanto en Reino Unido como en España, tras absorber la gestora de aeropuertos BAA.

Y no son los únicos que huyen de su actividad primaria. Un reciente informe de DBK desvela que el 56% del negocio de las empresas con facturaciones superiores a los 3.000 millones deriva de su estrategia de diversificación. Y entre 2005 y 2007 el crecimiento de las actividades ajenas a la construcción ha sido de un 40% interanual. La patronal que agrupa a las mayores constructoras españolas, Seopan, afirma que el negocio lleva 11 años de récords ininterrumpidos en este país, tras quedar atrás la crisis vivida entre 1990 y 1993 y el nuevo bajón registrado en 1995.

Pero el futuro es incierto. Se ha certificado el retroceso del negocio inmobiliario y de la edificación residencial y, como consecuencia, las constructoras demandan al Gobierno más inversión en obra pública que frene una sangría económica y de empleo. ANCI, la asociación que engloba a las especialistas en obra civil, pide a la Administración que inyecte 8.000 millones de euros, con cargo al superávit, a nuevos proyectos de infraestructuras.

En este punto, el terreno a conquistar por las constructoras es el financiero, pese a la sequía de liquidez. Las Administraciones avanzan hacia los proyectos respaldados con fondos privados y el papel de los bancos es tan primordial como el de la firma que ejecuta la obra.

Nuevos retos. En busca de cobijo... por si truena

Con un cariz más industrial que financiero, las constructoras desembarcaron en 2006 en la energía. Sacyr es primer accionista de Repsol; Acciona dirige Endesa; ACS es propietaria de Fenosa y apunta hacia un papel protagonista en el futuro de Iberdrola... Todo un refugio en el que OHL rechaza cobijarse y sobre el que FCC ya ha manifestado que busca oportunidades.La internacionalización es el otro asunto candente. Ferrovial digiere aún 11.000 millones de deuda por la compra de la británica BAA y Sacyr ha abandonado con prisas la gala Eiffage. Entre tanto, es ACS la que abre camino hacia Asia. El grupo tomará el 30% de Citic Construction, una firma china de obra civil que factura 500 millones al año y tiene una cartera de 5.000 millones de euros.

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