Clinton gana Puerto Rico y deja la puerta abierta a una larga lucha por la nominación
Hillary Clinton ganó ayer, y de forma incontestable, las primarias de Puerto Rico. La senadora, no obstante, estaba más lejos de hacerse con la nominación para la candidatura a las presidenciales tras este fin de semana en el que no se manifestó sobre el cómo, el cuándo o ni siquiera el si concederá la campaña admitiendo su derrota ante Barack Obama.
Los hispanos son el grupo de votantes más leal de la candidata. Siendo así, sólo era natural que los habitantes del estado asociado de Puerto Rico se volcaran con ella como lo hicieron al darle el 69% de los votos frente al 29% que consiguió el candidato de color. "Tengo cuatro palabras para vosotros: Te quiero Puerto Rico", dijo la candidata en español tras hacerse con la victoria en un territorio que no podrá elegir en noviembre al presidente.
Pese a la apabullante victoria, el fin de semana ha estado lejos de ser dulce para la candidata que mantenía abiertas sus opciones de ganar más delegados con la disputa sobre los votos de Florida y Michigan. No lo consiguió. El sábado, el partido republicano escuchó su petición de que los delegados elegidos en estos dos estados contaran en la convención, pero no lo harán al 100% puesto que se les retirará la mitad de los votos, lo que no la favorece.
Florida y Michigan fueron despojados de representación, pues contraviniendo las órdenes del partido, adelantaron sus primarias. Todos los candidatos, incluida Clinton, aceptaron esa decisión antes de las primarias y de hecho los nombres de John Edwards y Obama no figuraban ni en las papeletas de Michigan. Clinton ganó y ahora quería que se contaran esos votos. En la decisión del sábado, el partido tomó una decisión salomónica y concedió una representación menor a Obama en Michigan proveniente de los votos de los "no decididos", el 45% del total, algo que Clinton podría disputar ahora. Pero la senadora no había tomado la decisión aún el domingo.
Sería una decisión muy criticada dentro del partido porque dilataría más el proceso de estas primarias que muchos altos cargos, preocupados por el daño que les pueda hacer esta división ante noviembre, quieren dar por cerradas esta misma semana. Tanto la líder demócrata de la mayoría en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, como el presidente del partido, Howard Dean, han pedido a los superdelegados que no han mostrado aún su adhesión a uno u otro candidato que lo hagan esta semana para evitar llegar a la convención en agosto sin un líder en la campaña contra el republicano John McCain.
Esta semana es decisiva para estos superdelegados porque el martes son las primarias de Montana y Dakota del Sur y con ellas se acaba este histórico y largo proceso que comenzó en Iowa hace cinco meses. Se espera que estos dos estados se inclinen del lado de Obama pero tienen tan poca representación que el candidato no llegará a tener matemáticamente los 2.118 delegados (una nueva cifra tras contar Florida y Michigan), necesarios para darle la victoria que, sin embargo, tiene al haber conseguido ya más de un centenar de delegados más que Clinton.
En la campaña de Clinton hay una cierta sensación de derrota y de resignación ante el hecho de que han sido capaces de remontar en las últimas semanas, ganando más votos que Obama. El senador lleva semanas centrando su campaña contra McCain. Ayer dijo que había llamado a Clinton para felicitarla y declaró que la senadora "será un magnífico activo para la campaña en noviembre".