Una derrota más para Lilly
Lilly Ledbetter volvió a perder una batalla esta semana.
La primera vez que esta septuagenaria mujer se apuntó una derrota no lo supo ni ella misma. Fue cuando empezó a trabajar como supervisora en la fábrica de Goodyear en Gadsden (Alabama). Cuando la contrataron le dijeron que los sueldos eran confidenciales. Unos 20 años después, cuando se jubiló, recibió un anónimo informándola de que siempre había cobrado un 15% menos que el supervisor con retribución más baja y 40% menos que el que tenía mayor salario. Ellos eran hombres y sus pensiones también serían mayores.
Ledbetter llevó su caso a los tribunales acusando a Goodyear de discriminación.
El primer tribunal le dio la razón y derecho a una indemnización de 3,8 millones de dólares. El juez la redujo luego a 360.000 dólares.
Posteriormente, un tribunal de apelaciones anuló esa sentencia. Ledbetter llevó su caso ante el Tribunal Supremo, compuesto mayoritariamente por jueces de orientación conservadora y pro empresarial (uno de los mayores logros de George Bush). Cinco votos contra cuatro tumbaron el año pasado la pretensión de esta mujer. Según el Tribunal, Ledbetter había dejado pasar los 180 días que le daba la Ley de Derechos Civiles de 1964 para interponer la demanda.
El voto particular de la minoría fue escrito por la única juez del Supremo, Ruth Bader Ginsburg , que hizo ver cómo sus compañeros o no entendían, o bien eran indiferentes a las formas 'insidiosas' en las que las mujeres pueden ser víctimas de discriminación.
Esta semana llegó el último revés.
La decisión del Supremo fue tomada por los demócratas del Congreso como una llamada de atención para cubrir un agujero legal porque, según su punto de vista, el plazo de 180 días se abre cada vez que se recibe la nómina y no sólo con el primer cheque, una interpretación que, obviamente, no fue compartida por el Supremo. La Cámara de Representantes aprobó una propuesta de ley para dejar este punto claro: el derecho se tiene 180 días después de cada nómina. El Senado presentó una propuesta similar llamada Lilly Ledbetter Fair Pay Act. Para que fuera aprobada en esta Cámara se necesitaban 60 votos. Los demócratas, son mayoría pero no tienen tantos votos, ni siquiera con el auxilio de republicanos como Susan Collins, que votó con ellos.
El proyecto se quedó en el tintero. Se podría haber quedado después porque Bush había anunciado que lo vetaría.
La votación en el Senado se hizo el miércoles por la tarde para que los senadores en campaña, Hillary Clinton, Barack Obama y John McCain pudieran votar. McCain, que está de gira en zonas deprimidas del país, promocionando su candidatura (bajo el lema 'Otro tipo de republicanismo'), no fue. Luego explicó que habría votado en contra porque consideraba que con esa ley se dispararán las demandas a las empresas. Eso es lo que mantiene la mayoría de sus compañeros de partido y Bush.
El senador Edward Kennedy, proponente de la ley, dijo que volverá a llevarla al Senado. Es de esperar que Lilly Ledbetter vuelva a hacer campaña apoyándola como hasta ahora. No por ella, porque su caso ya ha sido juzgado, pero para el resto. Ledbetter dice que ha recibido muchas cartas de hombres apoyándola porque sus mujeres, sus hijas y sus nietas trabajan. La pena es que estos señores no se sientan ni en el Supremo y ni en el Senado.